La Diputación de Ourense conmemoró ayer el 69 aniversario de la muerte de Alfonso Daniel Rodríguez Castelao con un acto que, bajo el título "Castelao e Prada. Irmaus!", reunió a representantes institucionales, sociales y culturales en la antigua biblioteca del Pazo Provincial, donde reposan temporalmente las cenizas del insigne ourensano, Rodolfo Prada Chamochín, y de su mujer, Manuela Fraga.

Participaron en el acto el presidente de la Diputación, Manuel Baltar; el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez; el presidente del Pen Galicia, Luis González Tosar; y el catedrático de historia contemporánea de la Universidad de Santiago y miembro de la Real Academia Galega, Ramón Villares, que actuó como mantenedor.

Manuel Baltar destacó el empeño de la institución provincial por "rescatar la destacada trayectoria de Rodolfo Prada Chamochín, emigrante ourensano que desarrolló un importantísimo e ingente labor, político y cultural en América, principalmente en la capital argentina, donde residió a lo largo de siete décadas que abarcan un período fundamental de la historia en el siglo XX, desde las Irmandades da Fala hasta la preautonomía".

Baltar agradece la colaboración de los nietos de Rodolfo Prada para poner en valor "una figura fundamental para el conocimiento del ideario y de la acción del galleguismo en América que, por diversas razones, permanecía injustamente olvidada".

Manuel Baltar destacó que en la jornada de ayer se conmemoró el 69 aniversario de la muerte de Castelao, acontecido en el Centro Gallego de Buenos Aires, "donde recibió durante su enfermedad el incondicional apoyo de quien era amigo verdadero y fiel ejecutor de sus ideas y proyectos, Rodolfo Prada, 'o mellor irmao', si se me permite, tomando el concepto de 'irmandade' que los dos profesaban".

El presidente de la Diputación sostiene que Alfonso Daniel Rodríguez Castelao "amaba Ourense. Buena prueba de su cariño y simpatía por nosotros está en los testimonios de Otero Pedrayo, Alexandre Bóveda, Manuel Martínez Risco, Eduardo Blanco-Amor y muchos ourensanos amigos suyos. Pero en el caso de Rodolfo Prada, la empatía y la confianza fueron creciendo desde 1931, cuando se conocieron en Pontevedra, en la constitución del Partido Galeguista, incrementaron en la década del exilio bonaerense de Castelao, de 1940 a 1950, y perduraron más allá de su hora final, el fatídico 7 de enero de 1950". Baltar dijo que el nacionalismo de la xeración Nós "poco tenía de soberanismo y casi nada de independentismo".