Estefanía D. A. G., de 30 años, se sienta en el banquillo este lunes en la Audiencia Provincial de Ourense, por el intento de asesinato de su bebé recién nacido, al que arrojó a un contenedor de basura próximo a su casa del barrio de O Vinteún, el domingo 17 de septiembre de 2017. Ella reconoce que lo tiró pero alega que desconocía su embarazo, pensaba que estaba muerto cuando lo parió en el baño de su vivienda y como consumidora habitual se encontraba bajo efecto de las drogas, y se asustó. La Fiscalía solicita una condena de 15 años de cárcel, 20 de alejamiento y la retirada de la patria potestad. La defensa alega que el abandono no implicaba la muerte inmediata del menor y propone un máximo de 3 años y 9 meses enarbolando las supuestas atenuantes de confesión, trastorno mental transitorio y drogadicción.

La vista se celebra entre el 3 y 4 de diciembre. Hay 13 testigos citados, además de 5 peritos. Entre los que prestarán declaración se encuentran dos personas clave: José Manuel Camiña, el hombre que buscaba en la basura y encontró al bebé, y Saray Iglesias, la joven a la que el hombre alertó y que, con la ayuda de otra vecina, se introdujo en el cubo para rescatarlo. "Seguro que está bien cuidado pero a veces aún pienso qué será de él", decía estos días a este periódico, en la previa de su declaración.

La madre acusada lleva 12 meses en prisión preventiva. Se hubiera enfrentado a la permanente revisable si el menor hubiera fallecido, tal y como advierte la Fiscalía en su escrito de calificación de los hechos.

Estefanía A. G. convivía en un piso de la calle Río Sil con su pareja, un hijo en común con este, y otros dos niños de otra relación, que tenían entre 2 y 9 años. Entre las 14.30 y 16 horas del 17 de septiembre de 2017, cuando estaba sola en la vivienda, se puso de parto. Cogió el bebé, lo introdujo en una bolsa y lo tiró en un contenedor a la altura del número 20 de la calle Bibei. "Continuó con su vida cotidiana" tras deshacerse del menor, reprocha la Fiscalía.

Sobre las 16 horas de esa tarde, José Manuel Camiña, un hombre que estaba buscando en la basura, vio una bolsa grande anudada. Al abrirla para observar su contenido, tiró de lo que parecía una cortina enrollada. Un recién nacido cayó del interior y comenzó a llorar.

El bebé abandonado en el contenedor volvió a nacer gracias a este vecino de Covadonga, que alertó a una pareja que pasaba por la zona. Las mujeres que lo rescataron del contenedor, Saray Iglesias y Justa Rodríguez, explicaron que al sacarlo del cubo, el pequeño respiraba con dificultad y todavía tenía el cordón umbilical unido a la placenta. Los facultativos que llegaron en una ambulancia y previamente una matrona que pasaba por el lugar atendieron al menor. La enfermera prestó los primeros auxilios, como pinzar el cordón. Tenía un brazo amoratado, un rasguño en la cara y pasó 8 días en el área de neonatos del CHUO hasta que ganó el peso óptimo (había nacido a las 37 semanas de gestación con poco más de dos kilos). La Xunta lo tuteló.

La Fiscalía califica estos hechos, que causaron gran conmoción en la ciudad, como asesinato alevoso en grado de tentativa, con la agravante de parentesco. La defensa, de entrada, como un delito de abandono de menor por su madre que puso en peligro su vida. Pide que se le imponga 1 año de prisión o, en el peor de los casos, un máximo de 3 años y 9 meses por una alternativa de delito de homicidio agravado o de asesinato, en grado de tentativa.