El cardenal y arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, ingresó ayer en la Academia Auriense-Mindoniense de San Rosendo como miembro de honor. Un homenaje que le devuelve a las tierras en las que se formó como obispo hace ya dos décadas cuando le tocó suceder a José Diéguez Reboredo.

El acto, presidido por el obispo de Ourense, Leonardo Lemos, tuvo lugar por la mañana en la iglesia conventual de San Rosendo de Celanova donde, emocionado, Osoro recordó aquella importante etapa de su vida que, dijo, "jamás olvidaré". Ya por la tarde, a través de su cuenta de Twitter, compartió la felicidad que le produjo el regreso: "Resucitar las grandes experiencias de la vida, da Vida. Volver a Orense, donde fui ordenado obispo, ha sido hoy una gracia", tuiteó.

Cántabro de nacimiento, Carlos Osoro llegó a Ourense por mandato de Juan Pablo II, donde fue ordenado obispo el 22 de febrero de 1997. Permaneció al frente de la Diócesis hasta enero de 2002 cuando el mismo papa le designó arzobispo metropolitano de Oviedo.

A pesar de que han pasado 16 años desde que dejó Ourense y su carrera religiosa no ha dejado de avanzar, Osoro aseguró ayer en San Rosendo que aquellos cinco años permanecen todavía muy frescos en su memoria. Así, recordó algunas de las palabras que pronunció en su despedida de la Diócesis ourensana y enfatizó que nunca sintió que su estancia en Ourense fuese provisional recuperando las palabras pronunciadas en aquel emotivo adiós: "No estuve de paso entre vosotros, soy uno de vosotros que, como tantos en estas tierras, tienen que emigrar".

Desde entonces, dijo, "han pasado muchas cosas", y recordó su paso por Oviedo y Valencia, hasta llegar a Madrid en 2014. Su proclamación cardenalicia y la designación como primer ordinario para los fieles de rito oriental en España, una nueva jurisdicción personal dependiente de la Santa Sede y creada por el papa Francisco, no le han hecho olvidar los cinco años que estuvo al frente de la Diócesis y señaló que, a pesar de todas estas experiencias y responsabilidades que ha ido asumiendo a lo largo de dos décadas, "Ourense sigue siendo mi punto de referencia, el hogar que me da refugio".

Dado que muy pocas veces ha vuelto a visitar esta tierra en todos estos años, agradeció a la Academia Auriense-Mindoniense el nombramiento como académico de honor que le ha brindado la oportunidad de regresar y comprobar, "con este gesto de cariño" que la Diócesis y Ourense le siguen recordando: "Os quiero con toda mi alma, fuisteis mi preocupación, mi ocupación y mi orgullo".

El ingreso de Carlos Osoro en la Academia Auriense-Mindoniense fue propuesto por otro académico, el celanovés Antonio Piñeiro, que pronunció una laudatio en la que destacó la capacidad de Osoro de imprimir "puertas abiertas" a la Diócesis de Ourense.

Tras las palabras de alabanza, el presidente de la academia, Segundo Pérez López, y el copresidente y obispo de Ourense, Leonardo Lemos Montanet, le entregaron el diploma conmemorativo y la medalla que acredita su ingreso como miembro de honor en esta institución que tiene por objeto tender puentes entre Galicia y todas las grandes culturas europeas, teniendo como horizonte la herencia cultural y moral del Cristianismo.