Virginia Woolf (1882-1941) llenó de piedras los bolsillos de su abrigo y después se tiró al río cerca de su casa, donde murió ahogada. Su suicidio figura entre las muertes de escritores en circunstancias trágicas y siniestras seleccionados por el personal de la Biblioteca pública de Ourense para montar la sección "Eu leo autores mortos", una propuesta original y muy apropiada para hacer de la fiesta del Samaín una cita con las ánimas pero también con la literatura.

La selección de escritores que dejaron este mundo en circunstancias "excepcionales" incluye 16 nombres y un libro por cada autor. De Virginia Woolf, el personal eligió el ensayo Horas en un biblioteca. Y en el caso de Emilio Salgari (1862-1911), El corsario negro. Quizás anime al lector saber que este autor, motivado por los problemas de salud mental de su mujer y los suyos propios, se abrió el vientre por el rito japonés del seppuku o harakiri.

De hecho, es posible que estos días, en plena atmósfera zombi provocada por el Samaín y su versión moderna de Halloween, animados por esta sección, los lectores de la Biblioteca de Ourense se animen a probar con determinados autores al conocer los detalles escabrosos de su fallecimiento.

En la mesa "Eu leo autores mortos" aparece también una obra de John Kennedy Toole (1937-1069), que conectó los extremos de una manguera al tubo de escape de su coche y la ventanilla y murió ahogado por los gases. Así lo recogen las "esquelas literarias" que acompañan a esta iniciativa. Tienen la suya Tennessee Williams (1911-1983), que murió atragantado con el tapón de un envase de gotas para los ojos; y Stefan Zweig, que se suicidó con veneno ante la certeza de que los nazis ganarían la II Guerra Mundial.

La técnica de la Biblioteca de la calle Concello, María Benítez, coordina la iniciativa, desarrollada por cuatro trabajadores en prácticas que se encargaron de seleccionar los títulos y ambientar las diferentes salas con motivos terroríficos. Si uno está atento, verá que el área de estudio se llama ahora "purgatorio". Una transformación coherente, dada la concentración de muertes siniestras que recoge la sección de Samaín.

Entre los "muertos" recomendados esta semana están también Horacio Quiroga (1878-1937), que se bebió un vaso de cianuro "mientras lo acompañaba un amigo con deformidades similares al hombre elefante", reza su particular esquela; Sylvia Plath, que metió la cabeza en el horno; Ernest Hemingway, que se disparó con su escopeta favorita, Alfonsina Storni, Gilles Deleuze, Ambrose Bierce, Pier Paolo Pasolini, Alejandra Pizarnik y Mariano José de Larra.

Para captar la atención de los usuarios de la Biblioteca, las portadas incluyen dibujos alusivos a la forma en la que murió el autor. En el caso de Aleksandr Pushkin, por ejemplo, que resultó herido de muerte en un duelo amañado con pistolas, aparecen dos armas cruzadas.

Un espacio dinámico

"Queríamos darle un poco de vida, y demostrar que la biblioteca no es un lugar estático en el que nunca pasa nada, sino que es un espacio dinámico", explica María Benítez. Una forma creativa de atraer usuarios a la sala de préstamo y de quitarle el miedo a los libros aunque sea dando miedo.

Unos brazos de zombis señalan el lugar exacto en el que se encuentran los libros de Setephen King, muy apropiados también para esta época.

Además de escritores muertos, las recomendaciones amplían el espectro a libros en los que la muerte es protagonista como Fin de poema, de Juan Tallón, o Los suicidas del fin del mundo, de Leila Gerriero.

El objetivo no es otro que "impulsar" la actividad de la biblioteca y reivindicar al mismo tiempo el Samaín frente a la imposición cada vez más extendida del Halloween.

Así, la sala infantil también está decorada con motivos terroríficos y calabazas en una sección especial plagada de cuentos macabros e historias de zombis y lugares tétricos en los que ocurren cosas divertidas.

Decoración de calabazas

Asimismo, los centros escolares y entidades culturales trabajan estos días con la temática del Samaín organizando talleres de ambientación y decoración de calabazas. Es el caso de la Plaza de Abastos, que organiza un concurso para escolares de infantil y primaria. Hoy, a las 13.00 horas finaliza el plazo para recibir los trabajos.