Cinco meses lleva entre rejas, en régimen de prisión preventiva, la ourensana Estefanía D.A.G., la madre que abandonó a su bebé recién nacido en un contenedor de basura en el barrio de O Vinteún, el 17 de septiembre. La instrucción de la causa contra ella por un delito de asesinato en grado de tentativa ya está finalizada. La magistrada de Instrucción 3, Eva Armesto, ha dictado auto para transformar las diligencias previas en un sumario, que es el trámite requerido en los casos graves, cuando la pena posible supera los 9 años. La mujer se enfrenta a entre 10 y 15 por el intento de asesinato del pequeño. La duración de la condena dependerá de las agravantes que aprecie el fiscal.

A la mujer, de 29 años cuando ocurrieron los hechos, y madre de otros tres hijos menores, se la investiga por un delito de asesinato en grado de tentativa. Presuntamente, metió a su hijo recién nacido en una bolsa de plástico para depositarlo en un contenedor de basura, consciente de cuál sería el fin del pequeño si nadie lo rescataba. Tras el auto de incoación de sumario ya dictado por la juez el próximo paso será el procesamiento, otra resolución en la que la instructora detalla los hechos y cita a la sospechosa a una declaración indagatoria. Después de este trámite se abriría la fase de la acusación con la conclusión del sumario, previo al juicio ante la Audiencia Provincial.

La encausada, que tiene antecedentes por robo y hurto, y cuya defensa no quiso hacer declaraciones, fue enviada a prisión preventiva el 17 de noviembre. Según indicaron en su día fuentes próximas al caso, durante su declaración en comisaría reconoció que había dado a luz al niño abandonado y que se había agobiado al conocer la noticia de que iba a a ser madre por cuarta vez. La Policía Nacional de Ourense detuvo a la sospechosa del abandono el miércoles 15 de noviembre, a las 13.00 horas, cuando regresaba de dejar a sus hijos en el colegio de vuelta a su domicilio de la calle Río Sil, a apenas 80 metros del contenedor en el que apareció el recién nacido, en la calle Río Bibei.

Su búsqueda se inició investigando a las mujeres embarazadas del barrio y, al no obtener a ninguna sospechosa, el radio se amplió primero al resto de la ciudad y posteriormente a toda la provincia. Fue clave el ADN. Los agentes registraron la vivienda y recogieron muestras de un colchón y otros materiales para confirmar que Estefanía era la madre del bebé arrojado al contenedor tras dar a luz en casa aquel domingo 17 de septiembre. Depositó a su pequeño en el cubo todavía con el cordón umbilical y la placenta.

La Xunta tuteló al bebé, que fue acogido por una familia en un primer momento, tras 8 días de ingreso en neonatos del CHUO hasta que ganara el peso óptimo, puesto que nació a las 37 semanas de gestación con poco más de dos kilos. Además, la administración autonómica asumió la custodia provisional de los otros hijos menores de la investigada, de entre 2 y 9 años. Entonces fueron acogidos, todos juntos, por un matrimonio de O Carballiño.

Rebuscaba en la basura

El bebé abandonado en el contenedor volvió a nacer gracias a que José Manuel Camiña, un vecino de Covadonga, lo encontró en una bolsa mientras rebuscaba en la basura. El hombre alertó a una pareja que pasaba por la zona. Las mujeres que lo rescataron, Saray Iglesias y Justa Rodríguez, explicaron que cuando lo sacaron del contenedor el pequeño respiraba con dificultad y todavía tenía el cordón umbilical unido a la placenta. El bebé presentaba también un brazo amoratado y un ligero rasguño en la cara. Una matrona que se encontraba en el lugar en el momento en el que apareció el recién nacido se encargó de practicarle los primeros auxilios, entre ellos pinzarle el cordón umbilical.

En un primer vistazo, y ante la inmovilidad del niño, los rescatadores creyeron que ya estaba muerto. "Pero me acerqué y vi que respiraba", dijo Saray Iglesias. Y apremió a su marido Rodrigo Pereira: "Diles que apuren, aún podemos salvarlo". No se atrevían a tocarlo por temor a hacerle daño: "Pensamos que podía tener algo roto". Para entonces, Justa Rodríguez, propietaria de un bar de la zona, ya estaba en el lugar y animó a la joven a dar el paso. "Ella me impulsó y entré en el contenedor", recordaba. Saray Iglesias rescató al fin al niño del fondo: "No reaccionó hasta que lo cogí en brazos y emitió un quejido leve". Aunque ellos fueron los que rescataron al bebé, reconocía que el aviso de Camiña fue determinante: "El niño no lloraba. Si él no lo ve, nadie lo hubiera salvado".