Este líder espiritual de los tibetanos al que ayer escucharon con devoción decenas de ourensanos, contó con una traductora de excepción Berta Varela, (Ourense, 1973) ahora Tenzing Nengyung, una de las dos gallegas que se han ordenado como monjas budistas y que viven en el monasterio de Ventoselo de Beariz.

Su elección no fue casual sino la desembocadura humana natural de una mujer que dedicó su vida a las causas solidarias desde los más diversos frentes. Dejó su puesto de funcionaria, dejó sus causas solidarias, y oenegués "y al final sigo haciendo lo mismo que antes , porque desde aquí también intento colaborar y trabajar para que los otros, consigan la la paz y la felicidad, que en el fondo es a lo que me dediqué siempre". En el monasterio viven habitualmente doce personas pero tres veces al año participan cientos de personas de todo el mundo en sus curso formativos.