Los alumnos de sexto de Primaria del colegio Carlos Casares, de Xinzo, celebraron ayer el día internacional de las personas con discapacidad empatizando con este colectivo de la manera más directa, esto es, poniéndose en su lugar. La iniciativa partió de las asociaciones Algaria, Discafis-Cogami y Limisi, que acompañados de la educadora social Alba Fernández, visitaron a 46 niños de 11 y 12 años para mostrarles las dificultades de integración que tienen que superar cada día.

Y la mejor forma de describir como es la vida cuando todo son barreras es hacer que el otro se enfrente a ellas. La actividad se planteó en cuatro bloques de actividades con un sistema de rotación por el que todos los alumnos, por grupos, fueron pasando por diferentes situaciones. En el apartado de los sentidos, los chavales se colocaron una venda en los ojos para distinguir alimentos como el vinagre o el ajo por el olor, y a deducir objetos como estropajos, chapas o tapones de botellas por el tacto y la textura. Entretanto, una invidente de la asociación Limisi les contaba lo difícil que resulta cruzar por un paso de peatones regulado por semáforos sin señal acústica. En el terreno de la discapacidad física, los niños se subieron en sillas de ruedas y realizaron un circuito. Desde Algaria, un discapacitado les explicó lo difícil que se hace la movilidad cuando todo son bordillos y escalones y lo duro que resulta tener que pedir ayuda para entrar en un establecimiento. Algo tan sencillo para estos niños como la comunicación se convirtió en una tortura cuando trataron de hacerlo con un palo en la boca. Tras intentar hacerse entender comprendieron mucho mejor las dificultades de las personas con discapacidad intelectual.

La educadora social, Alba Fernández, se mostró doblemente satisfecha con el resultado de esta jornada porque, "al ponerse en su lugar, los niños empatizaron con ellos, se mostraron muy interesados y les hicieron todo tipo de preguntas, algo que también mejora la autoestima de estas personas".