Tres concellos de la provincia, los de Parada do Sil, O Bolo y Carballeda de Valdeorras, han tenido natalidad cero en 2015 y en otros doce municipios ha nacido un solo niño, que será, si antes no emigran, los únicos miembros de esa generación en sus municipios.

El envejecimiento poblacional, agudizado por el éxodo de los jóvenes ante las escasas expectativas laborales son, según los alcaldes, el mal endémico que afecta a todo el rural de esta provincia, que ha perdido en el último año un total de 4.340 habitantes, un saldo vegetativo negativo, pues solo se han producido 1.820 nacimientos en toda la provincia. Además y para acentuar esa tendencia que condena al rural a la desertización poblacional, 1.038 de esos nuevos nacimientos se produjeron en la comarca de Ourense y de estos, 814 en el municipio de la capital.

Si bien lo datos del primer trimestre de 2016, que esta semana daba a conocer el Instituto Galego de Estadística repuntan, y en la provincia se han producido en ese periodo de enero a marzo, 42 nacimientos más que en el mismo trimestre de 2015, las causas del declive son siempre las mismas: el envejecimiento poblacional a causa del éxodo de jóvenes del rural por falta de expectativas de trabajo y la falta de nuevas apuestas empresariales para atraer población. Es la queja general de los alcaldes.

Así que, aunque sea alarmante ser un municipio con cero nacimientos, en poco difiere de la realidad de otros doce municipios de la provincia, en los que nació un solo niño en 2015 lo que los situará como los únicos de su promoción, es decir sin compañeros de aula en los sucesivos niveles escolares que en sus primeras etapas les toque cursar en el colegio. Así hay que ser muy valiente para resistir.

En el pasado año ha habido un solo nacimiento en O Irixo; Lobeira; Beariz; Rairiz de Veiga; Sandiás; Pontedeva, Quintela de Leirado; Verea, San Xoán de Río; Larouco; Petín y Vilardevós, según el mismo censo estadístico.

"No se puede culpar a los alcaldes, cuando el crecimiento demográfico se para hay otros problemas estructurales", explica Manuel Corzo, regidor de O Bolo, quien recuerda que ahora mismo el municipio suma 23 niños en sus 28 pueblos, "y eran 270 cuando se puso en marcha el centro escolar".

La alcaldesa de Parada do Sil, Yolanda Jácome también exculpa a los munícipes. Ella, como el resto de los regidores, hacen lo que pueden con medios escasos y llamando a muchas puertas. "Tenemos 35 o 40 puestos de trabajo fijos en estos momentos a través del geriátrico y los diversos negocios de hostelería o turismo rural, pero faltan viviendas en alquiler para personas jóvenes, dispuestas a trabajar y residir en este municipio".

Por eso el primer paso que están realizando para tratar de fijar población, es comprar propiedades en ruinas que les permitirán preparar unos cinco apartamentos.

"Firmamos un convenio con el Colegio de Arquitectos para buscar ideas para la obra y ahora estamos en la fase de recabar apoyos en las distintas administraciones; un alcalde no tiene maniobrabilidad presupuestaria; el problema debe arreglarse más arriba", indica.