El BNG ya mostró sus reservas ante la propuesta de redactar un código ético cuando el PP llevó la iniciativa de Baltar a debate plenario en febrero. Los nacionalistas se abstuvieron en la votación pero accedieron a formar parte del grupo de trabajo poniendo como condición que el grupo de gobierno adoptase medidas urgentes con los tres diputados del PP imputados. El "cese fulminante" fue rechazado por el presidente José Manuel Baltar y el BNG se levantó de la negociación reforzando su tesis de que la ética "está en la persona" por lo que no necesita de ningún manual. Los nacionalistas abandonaron la negociación de forma absoluta, renunciando incluso a entregar sus propuestas por escrito.

En este sentido, el diputado Xaime Iglesias defiende que su partido "no solo exige responsabilidades políticas en los casos de presunta corrupción, sino que cuando nos corresponde practicamos lo que le pedimos a los demás, separando las responsabilidades políticas de las civiles o penales que se pudieran derivar en los distintos casos". Es más, añade, "nuestro sentido de la ética ya no precisa que sea el partido el que tome las decisiones, sino que lo hacen los propios afectados de motu propio".