El sector de la pizarra sufre una verdadera sangría. La crisis se ha llevado por delante 1.200 puestos de trabajo. Se cebó de forma especial en Quiroga (Lugo), con el cierre de grandes empresas como Cupiga, Ferlosa y Pebosa, mientras que en Valdeorras (Ourense) cerró La Tranquila e Ipiga y se encuentra en concurso de acreedores, a punto de cerrar, Ipisa.

De todas formas, quedan todavía 2.400 empleos en el sector, la mayor parte en las 37 empresas que mantiene la comarca de Valdeorras -en los concellos de Carballeda de Valdeorras, Vilamartín y fábricas de O Barco-, dentro de la provincia de Ourense, y en Quiroga (Lugo).

El motivo del cierre de varias de las grandes empresas pizarreras está claro. La demanda de pizarra se ha desplomado un 90% en España. Lo que queda del sector, logra mantenerse gracias a las exportaciones, que retrocedieron en los primeros meses del año y en la actualidad está repuntando, pese a lo que se encuentra en "un -9% con respecto al año pasado todavía", lamenta el gerente de la Asociación Galega de Pizarristas, Severino González.

El verano era una época buena para la construcción en España, en tiempos de bonanza económica, sin embargo ahora el personal de la mayor parte de las pizarreras de Valdeorras y Quiroga permanece de vacaciones, porque la actividad cesa por completo durante el mes de agosto en Francia, Inglaterra y Alemania y la demanda interna es "prácticamente nula".

Galicia constituye la única excepción, debido al segundo Plan Renove que ha sacado la Xunta, dotado con unos 400.000 euros. "Las ayudas de la administración gallega producen un efecto dominó".

En los tiempos de pujanza de la construcción, Valdeorras y Quiroga producían unas 600.000 toneladas al año de pizarra, llegando a exportar más de 300 millones de euros -Galicia acaparaba el 60%-, y el año pasado "no llegó a los 300 millones".