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La paradoja que ahoga a la pesca

La caída en la demanda asfixia a las tripulaciones, sin opción de ERTE porque su actividad es de primera necesidad

La tripulación de "O Audaz", en Bueu, que se tendrá que ir el paro. // Santos Álvarez

Durante este estado de alarma por la epidemia del coronavirus, la pesca de bajura está en medio de una paradoja que la está ahogando. Por un lado, es una de las actividades que están consideradas como de primera necesidad porque la flota contribuye a abastecer los mercados de pescado en un momento complicado. Pero, por el otro lado, se constata un bajón brutal en las ventas de algunas especies. La imagen que mejor lo ilustra es la de las plazas, con muchas bancadas vacías y sin apenas gente. "Hace unos días decía que este no era el momento de parar, que había que salir al mar para coger pescado, pero tal como está la cosa no sé si aguantaremos esta semana", cuenta desde Bueu Manuel Blanco, el patrón del "Manolito Dos", una embarcación del cerco.

Hay otros barcos que ya decidieron amarrar, como el caso de "O Audaz", cuya tripulación ayer realizaba algunos trabajos de mantenimiento a bordo "antes del cierre hasta nueva orden". Una decisión que supone mandar al paro a tres tripulantes y que deja a su armador y patrón, Pedro Otero, temporalmente sin ingresos. "Estamos abocados a cerrar y sin ninguna medida de protección social y económica para nosotros", se queja. Un caso que sirve para reflejar la situación a la que se enfrenta un sector crucial en O Morrazo y en toda la costa gallega.

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El decreto del Gobierno no incluye el cese de actividad de la pesca porque es de primera necesidad, por tanto la flota no cuenta con la posibilidad de acogerse a un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE). Pero esa consideración no parece tener un reflejo en la realidad, que es bien distinta: "La verdad es que no podemos ir al mar porque no hay nadie que nos quiera el pescado. Podemos trabajar, pero no tenemos a quien venderle el producto. No tenemos alternativa: seremos de primera necesidad, pero si la gente no compra no nos queda más remedio que amarrar", resumía ayer a pie de pantalán Pedro Otero.

El otro factor que ahoga a las tripulaciones es la "incertidumbre" ante la falta de información clara por parte de las administraciones y las "trabas" con las que se están encontrando. En el caso de "O Audaz" su patrón y armador decidió la semana pasada que en las actuales condiciones no era viable mantener la actividad y se puso en contacto con la administración a través del teléfono 012 para iniciar los trámites para mandar al paro a sus tripulantes. "Ahora los están llamando y les están dando vez para mediados de abril. Eso significa que no van a poder cobrar el paro hasta el mes de mayo", afirma. "Y mientras tanto de qué vivimos porque hay que seguir pagando recibos, hipotecas...", se preguntan los tres tripulantes de "O Audaz".

Este barco se dedica a los "miños", un arte de pesca con la que capturan especies como lenguado o rodaballo, pero su ejemplo es válido para otros oficios y sectores del mar. Entre los más afectados están los recursos específicos, como la navaja, percebe, erizo, y el marisqueo a flote. "No queda otra que cerrar hasta nueva orden. Las perspectivas sin mínimas en todas las artes. Podíamos cambiarnos al pulpo, pero este no es el mejor momento y ya está cerca del cierre por la veda", afirman.

Uno de los sectores que de momento se mantiene activo es el del cerco, que en el caso de Bueu cuenta con una flota de cinco barcos. La demanda de producto no les llega por parte del consumidor habitual, sino por parte de algunas grandes empresas congeladoras. "Nos demandan chincho para congenelar y enviar fuera. Es una especie que en este momento no tiene mucho tirón entre el consumidor minorista porque se consume más durante el verano y que se compra para asar", cuenta el patrón de uno de los cerqueiros de Bueu. Sin embargo, la situación podría cambiar en los próximos días porque uno de los compradores parece que dejará de comprar. "Teníamos previsto trabajar toda esta semana, pero no tengo muy claro que podamos acabarla", se lamentan desde la flota cerquera.

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