La meteorología volvió a ser la mejor aliada de una romería de Santos Reis que sigue contando con el cariño de unos fieles -en el más amplio sentido de la palabra- que año tras año honran la memoria de una de las construcciones patrimoniales más singulares del municipio buenense. En el atrio de la pequeña capilla de O Valado se congregaron ayer alrededor de unas trescientas personas para participar en los oficios religiosos y en la posterior celebración festiva, con una tradición de raigambre en la zona, la "parva", o aperitivo que en su momento los nobles compartían con los vecinos más desfavorecidos de la zona. Con sol, aunque en la ubicación del templo apenas se hiciese notar, y con algo de frío, los encargados de ir animando el ambiente fueron los integrantes del grupo de gaitas Os Liboreiros y las pandereteiras As Falcatrueiras, que pusieron la música, mientras que el baile correspondió a Pais de San Roque.

Tras la misa solemne de las 12.30 horas, seguida por la mayoría de los feligreses desde el exterior, como es habitual, se procedió a sacar las imágenes de los tres Reyes Magos en una procesión alrededor del templo. Además de las figuras de los monarcas se portó asimismo la de la Ascensión, en un corto itinerario que supone dar valor y uso a una capilla que estuvo largo tiempo en el olvido y que ahora se pretende cuidar con su apertura en dos fechas señaladas del año (el Día de Reyes y el de la Ascensión).

Lo religioso dio paso después a lo más festivo, con la degustación de chocolate caliente y roscón, manjares que sin duda ayudaron a calentar el frío -por la temperatura, no por la afluencia de gente- ambiente. Diez roscones de dos kilos cada uno y medio millar de churros fueron repartidos indiscriminadamente, regados por 30 litros de chocolate. Las notables existencias se agotaron, lo que da muestra de la respuesta que los buenenses tuvieron este año con la romería. "El atrio estaba lleno y el ambiente fue el mejor de los últimos años", afirman desde la asociación, apuntando al hecho de agotar los comestibles como el mejor indicativo. "Este año tuvimos la novedad de los churros y se acabó todo. Puede depender del hambre que tenga la gente, pero...", bromean.

A la salida los niños portaban bolsas de caramelos, como recuerdo de una cita que vuelve a dejar en un dulce letargo a la capilla de Santos Reis.