La gestión de Xosé Manuel Pazos al frente de la Mancomunidade tuvo como principal punto negro las pocas reuniones celebradas en los últimos dos años y el hecho de no haber convocado a la asamblea en ninguna ocasión, una situación a la que la nueva presidenta no quiso hacer alusión. Eso sí, en los últimos dos años se ha cumplido puntualmente con el plan de ajuste lo que redujo drásticamente su deuda. Ahora la ejecutiva debe resolver el contrato con Recolte prorrogado por segunda vez pero que se extinguirá el 31 de octubre de 2020. Gracias a la actualización de usuarios promovida en los años 2014 y 2015, en la actualidad son más de 33.000 los vecinos que pagan el recibo por la recogida de la basura, lo que supone un incremento en 2.500 usuarios registrados en el censo. Esto alivia también las arcas de la Mancomunidade do Morrazo, pues el pago de los recibos se sitúa ya en 2,4 millones de euros anuales y el abono en periodo voluntario supera además el 85%. Quizá el gran fiasco de la Mancomunidade desde su constitución sea la imposibilidad de asumir la gestión de más áreas, como podría ser la promoción turística de la comarca, pues solo se dedica al servicio de recogida de residuos. El intento de gestionar el transporte comarcal en taxi quedó frustrado al no recogerse esta competencia en los estatutos.