Las calles del centro de Bueu volvieron a convertirse ayer en un gigantesco lienzo de un kilómetro y medio de longitud en el que cientos de vecinos volcaron un trabajo de muchos meses y su creatividad. La fiesta del Corpus Christi permitió cambiar la frialdad del asfalto por un itinerario floral de unas 60 alfombras que tenían la música como principal eje temático, pero que también recurrieron a motivos florales, religiosos, deportivos e incluso geográficos. Todo para lograr una exhibición de arte efímero en el que los alfombristas combatieron como pudieron las inclemencias meteorológicas que, eso sí, respetaron una procesión que partió desde la iglesia parroquial y que contó con cerca de una decena de niños de Primera Comunión.

La lluvia hizo acto de aparición de madrugada, destrozando parte de la labor que, con tanto mimo y esmero, los alfombristas habían realizado. De este modo, a las cualidades artísticas hubo que unir la tenacidad, esa virtud que les llevó a repetir todo el proceso desde la mañana para tener sus creaciones listas a tiempo. Numerosos vecinos se afanaban en preparar los tapices florales mientras los curiosos paseaban al lado disfrutando del espectáculo. A las dos de la tarde las calles buenenses aún rebosaban de frenética actividad.

La recompensa estaba muy próxima, porque miles de personas acudieron a su cita con un evento que tiene desde hace dos años la consideración de Festa de Interese Turístico Galego y que hizo gala de su enorme atractivo para el público. Los visitantes realizaron un recorrido que si bien este año dejó más espacios libres de los previstos, sí convenció por la calidad y colorido de sus diseños.

La uniformidad temática fue el común denominador de las alfombras expuestas en dos de los viales buenenses, en los que la música era la protagonista. En Eduardo Vincenti se concentraron las creaciones de la Asociación Párkinson Bueu, Costumes de Cela y Recordos da Nosa Terra, entre otros, y entre las figuras que se podían reconocer estaban las de instrumentos musicales, diferentes músicos, una foliada y bailes que iban del tango al tradicional o al moderno. En Francisco Escáneo se rendía homenaje a las diferentes formaciones musicales de ayer y de hoy del municipio. Hubo alfombra para los grupos de gaitas (Os Barros, Airiños do Liboreiro, Airiños da Portela, Novos Ventos, Manxadoira...) pero también para las bandas de música (Los Exploradores, la Banda de Paratcha y la Artística de Bueu) e incluso para las orquestas (Novos Decibelios, Ultreia de Beluso, Tambo y un largo etcétera).

Cuba, Japón e India

Pazos Fontenla, con más una veintena de alfombras, concentró buena parte de la atención de las personas que se acercaron a disfrutar de esta tradición en Bueu, y algunos de los diseños más espectaculares. Tres de ellos recurrieron a países como Cuba, Japón e India para inspirarse. El primero de ellos ofreció estampas típicas como la de una mujer de espaldas contemplando el mar, un taxi o cocoteros, todo ello apostando por materiales originales (cañas, piña, coco) y por el relieve. En la alfombra de Japón se podía ver a una mujer con el atuendo tradicional y una pagoda, mientras que en la de India se apostó por el perfil del Taj Mahal y por una mujer cuyo rostro también fue elaborado en relieve. La Asociación Juan XXIII, Discamino, el Anpa de Cabo Udra y el Club de Mar de Bueu, que dibujó una embarcación, también estuvieron representados en este vial.

Montero Ríos, en cambio, sufrió con el viento, con varias alfombras dañadas a primera hora de la tarde. Ahí no faltaron las habituales del Museo Massó, de Golfiños -que rindió homenaje a Antonia Sanjurjo, jugadora de hockey y pionera del deporte gallego- o del FIC Bueu.