La escritora bueuesa Fátima Chamadoira edita un nuevo libro: una biografía novelada titulada "Los pies de la lechuza" y publicada por Ediciones Carena. La protagonista es Lolita Ríos, un nombre inventado pero detrás del que se esconde una mujer real. La presentación oficial será el domingo en el Centro Social do Mar de Bueu a partir de las 19.00 horas.

- Después de "Una obra maestra", una novela en la que exploraba el humor y la parodia, ahora publica "Los pies de la lechuza", una biografía novelada sobre Lolita Ríos basada en hechos reales. ¿Quién era Lolita Ríos? ¿O se trata de un personaje inventado pero inspirado en una o varias mujeres reales?

-Lolita Ríos, que no se llamaba exactamente así, existió realmente. Pero el resultado final de esta biografía sobre ella, después de una reelaboración y recreación, aunque tiene una columna vertebral "real", es ya una especie de arquetipo.

- ¿Cómo llegó a usted esta historia y qué le movió a darle forma literaria?

-En realidad, esta historia vino a mí. La mujer que se oculta detrás de Lolita Ríos quería publicar su biografía, mediada la década de los noventa. Escribir una autobiografía le resultaba técnicamente imposible, de modo que buscaba un redactor. Nos conocimos por una casualidad, nos presentaron. Cuando yo supe qué pretendía, me ofrecí y ella me aceptó.

- Habla de quela historia transcurre en un pueblo marinero de Galicia, que bien podría ser Bueu...

-El lugar de origen prefiero omitirlo pues he difuminado las identidades. El pueblo es Boedus, un nombre imaginario, un trasunto de cualquier pueblo pesquero y conservero de la Galicia marinera. He llamado Boedus al pueblo de sus ancestros y donde ella nace. Pero enseguida se afincaron en una ciudad, en los años 20, que yo llamo La Ciudad del Olivo.

- Cuando hace justamente dos años presentaba "Una obra maestra" ya deslizaba que tenía este otro libro en proceso. En realidad parece que estaba en el cajón desde hace casi 20 años. ¿Por qué le ha costado tanto ver la luz?

-La biografía quedó varada por un desencuentro entre ambas. No hubo acuerdo en cuestiones fundamentales. Fueron diferencias insalvables: ella quería la primera persona y yo había escrito el trabajo utilizando la tercera. El punto de vista, la honestidad a la hora de contar esta historia, se cruzó entre nosotras. No pudimos resolverlo y yo me retiré del proyecto, llevándome conmigo mi manuscrito, claro.

- ¿Por qué el título de "Los pies de la lechuza"? ¿Y la foto de la portada?

-El título es metafórico y procede de un poema que yo escribí. La lechuza es un animal nocturno, un ave, y Lolita Ríos caminó descalza de niña, caminó mucho, se puede decir que hasta llegó a volar. Era una mujer con luces y sombras. Es como si pudiéramos ver algo que la noche nos oculta: su vida, en definitiva. La portada es una fotografía de los años cuarenta, de una completa desconocida, a bordo de un barco, porque guarda una estrechísima relación con la historia de la protagonista.

- La novela es una radiografía, casi una autopsia psicológica según apunta usted, de una mujer que superó los límites de la época que le tocó vivir. Hoy el feminismo y la igualdad de derechos entre hombre y mujer son reivindicaciones ampliamente compartidas. Aún así, ¿siguen vigentes algunos de los límites que aborda en esta novela? ¿Cómo sería hoy la vida de Lolita Ríos?

-Si Lolita Ríos viviera hoy, su vida no tendría nada que ver con la que conoció. Otra cosa es su psicología, sus conflictos internos, algunos de los cuales venían marcados por la precariedad, por las ambiciones que acariciaba y perseguía en un tiempo taponado de limitaciones.

- ¿Cree que se vería reflejada en el movimiento feminista?

-Era una mujer contradictoria, pero hoy sería, sin duda, una feminista a todos los efectos. Llegó muy lejos y eso que no tuvo más que obstáculos. Sin embargo no podemos construir una hagiografía, un panegírico. Fue audaz, valiente, superó barreras, pero no estamos hablando de una santa o de una Juana de Arco. Todos podemos ser dañados y hacer daño a la vez.

- Entiendo que "enfrentarse" a una biografía novelada es una enorme responsabilidad, sobre todo a la hora de darle voz al protagonista que inspira la biografía. ¿Cómo encaró ese proceso?

-Sólo hay una forma: utilizar la tercera persona. Ser un narrador que se inmiscuye, que analiza, que juzga incluso. Ella me cedió su memoria, es decir, la forma en que recordaba los hechos, y yo la iba conociendo a ella. Escribí lo que descubrí, y aporté contrafuertes, para recrear un mundo.

- ¿Qué cree que pensaría Lolita Ríos de "Los pies de la lechuza"?

-Honradamente, no lo sé. Quizá no se vería reflejada, salvo en un espejo deformante?

- Por cierto, aún tiene pendiente "El caso Tarduchy" para cerrar la Trilogía del Escritor. Ya trabajaba en esa historia cuando surgió "Una obra maestra". ¿Le tocará ahora a Tarduchy?

-Definitivamente sí. Dos hechos me apartaron de ese proyecto: uno fue "Una obra maestra", por un rapto mío, y otro es la revisión de una obra anterior que sacamos a la luz. Después de tomarme un descanso, volveré a Tarduchy como se vuelve al amor verdadero.