¿Qué hacen las administraciones para acabar con el problema de los caballos de monte que aparecen con sus patas delanteras atadas con "pexas" o "trancas" y hasta cadenas y cuerdas camufladas? Rubén Pérez, portavoz del colectivo animalista "Libera", que desde 2011 está realizando una campaña de denuncias por esta situación, asegura que ésa es la pregunta que ellos se repiten. El colectivo, que desde que inició la campaña ha contabilizado en su línea de denuncias 161 casos de los que se corresponden con más de 300 caballos, reclama una normativa para la protección de los caballos y la cooperación activa de la Xunta para frenar estos casos de maltrato animal.

El pasado fin de semana, la Policía Local de Moaña identificó a una manada de estos caballos por el monte de Domaio, con muchos de sus ejemplares con las patas atadas, junto a crías, en una situación que el concejal de Medio Ambiente de Moaña, Odilo Barreiro, califica de "repugnante".

¿Y cuál es la actuación del Concello en este caso? Asegura que con los medios que tienen en el Concello "hacemos más de lo que podemos". En este municipio esta problemática de maltrato animal, en lugar de ir a menos, va a más, y hay constantes denuncias de vecinos que, sobre todo en fin de semana cuando acuden a pasear por los montes, alertan de casos. Barreiro señala que la Policía Local está realizando una gran colaboración y al recibir una denuncia, la patrulla acude para comprobar si los animales tienen chip de identificación e intentan liberarlos: "Es verdad que estos animales no son dóciles e impiden realizarlo muchas veces".

Odilo Barreiro cree que debería de haber medidas más duras por parte del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, "porque estos caballos que aparecen con las patas atadas quiere decir que tienen dueño", y que la Xunta, ya sea Medio Ambiente o Medio Rural, se encargue de su incautación. En el Concello, añade, no tienen medios para incautar a los caballos o retenerlos hasta que aparezcan los dueños.

En el mismo sentido se pronuncia el responsable de la Policía Local que asegura que la problemática tiene difícil solución porque la ley es "muy garantista. Los plazos son largos y los gastos los tiene que asumir el Concello. Tienes que disponer de un lugar adecuado y vigilado, dar de comer a los caballos que cojas...".

El concejal no se explica que los dueños de estos caballos aten la patas como lo hacen. "Demuestran no tener alma y quien le hace esto a un animal, lo hace también a las personas". El edil reconoce que hay una falta de información sobre qué consellería es la competente: "Ocurre como con la velutina, que la llevan entre Medio Ambiente y Medio Rural y después está la casa sin barrer".

Ante este vacío en las actuaciones, el portavoz de Libera asegura que la única alternativa que hay en Galicia para estos caballos para que no sigan sufriendo malos tratos son los denominados santuarios. Añade que en Galicia hay tres en Vilalba, otro en la provincia de Lugo y en el entorno de Santiago. Pero se trata de especies de protectoras privadas, que gestionan ONGs, a través de la financiación de sus socios y que se rigen como una explotación ganadera para acoger todo tipo de animales que procedan del maltrato. A efectos de los inspectores son explotaciones ganaderas.