El Entroido de Bueu tiene dos grandes iconos: el Paxaro do Mal Agoiro y, por encima de todo, Silvino Dopazo "O Cimarrón". El que fuera uno de los fundadores de la mítica comparsa As Pirilleiras representa de alguna manera la esencia del carnaval de Bueu. "A verdade é que era un home de pouco corpo, pero tiña unha personalidade arrolladora; o que dicía el iba a misa. Levaba toda a estrutura de letras, ensaios, a onde había que ir e de xestionar subvencións e patrocinios", recuerda su nieto José Castro, integrante de la comparsa Vou nun Bou, una agrupación que sigue la estela que dejaron As Pirilleiras. Silvino Dopazo era prácticamente el equivalente a lo que hoy sería el "frontman" o líder de una banda de rock: una persona emblemática que dirigía, organizaba y hacía que todo el mundo le siguiese.

La Comisión do Entroido de Bueu ha decidido rendirle homenaje este año, una serie de reconocimientos que empezaron ayer con la inauguración de una exposición en el astillero de Banda do Río y con una charla en el Centro Social do Mar. "É importante que se escollese a Banda do Río porque é o lugar onde se manexaban As Pirilleiras. Reuníanse nun lugar que se chamaba 'A Academia', un baixo na rúa Caripa. Alí estaban el, señor Chapela, señor Barrena ou señor Eladio, entre outros", recuerdan desde la familia. Antes formaron otras comparsas, como Los Turistas, pero cuando en 1972 adoptaron el nombre de As Pirilleiras no volvieron a cambiarlo más. "Aínda que a Banda do Río era o seu ámbito de traballo e ensaio quizais o máis importante era a súa proxección, que ía moito máis alá do barrio e incluso do pobo de Bueu", cuenta José Castro. Uno de los mejores ejemplos es la relación que establecieron con otra de las míticas murgas de O Morrazo: los Xarangallo Mangallo de Marín. "Eran como da familia, uns amigos íntimos. Para eles sempre estaba a porta aberta. Cando viñan a Bueu unha das paradas obrigadas era cantar diante da casa de Silvino e había que ter filloas, chulas... Seguiron vindo incluso despois de morrer el", destacan desde la familia Dopazo.

Lo que resulta más difícil de situar el origen de la pasión de Silvino Dopazo por el carnaval. "El era un furabolos, sempre estaba en primeira liña e apoiando calquera iniciativa do ámbito social, cultural ou deportivo. Era un home moi comprometido, activo e dinámico", recuerda José Castro.

Después de tantos años componiendo letrillas, preparando disfraces y recorriendo las calles con su fiesta de carnaval dejaron un gran poso en As Pirilleiras. Tenían tanto oficio que no necesitaban mucho tiempo para armar su Entroido. A finales de la década de 1980 la salud de O Cimarrón empezaba a flojear y ya empezaba a deslizar que el final estaba cerca. Hubo un año que incluso se fue a Alemania a visitar a sus hijas y parecía que iba a pasar allí las fiestas de carnaval. Tanto era así que Os Mulos escribieron una sentida letrilla en su homenaje. Pero repentinamente Silvino Dopazo cambió de opinión, se presentó en Bueu y en apenas quince días As Pirilleiras estaban en disposición de volver a ser el alma de la fiesta. Así, O Cimarrón pudo escuchar en persona la letra que le habían dedicado Os Mulos. "A comparsa de Os Mulos estaba formada por algúns antigos membros de As Pirilleiras, pero entre eles había moi boa relación e unha rivalidade moi sana", cuenta Castro Dopazo. Este año Os Mulos tienen previsto recuperar esa letra de homenaje a Silvino Dopazo.

A lo largo de su vida eligió una gran variedad de disfraces, pero lo que más le gustaba era disfrazarse de mujer. Un detalle que también hablaba de una persona "avanzada ao seu tempo". "Nun pobo pequeno non era fácil disfrazarse de muller, pero el coa súa naturalidade tapaba bocas. Era como unha especie de adalid da modernidade", subraya su nieto José Castro. Eso sí, "as fillas tiñan que esconder a súa roupa para que non lla collera para disfrazarse", recuerda divertido. En este punto recuerda a otra persona fundamental: a Rosa. "Sen a avoa Rosa nada sería posible. Ela deixaballe todo o marxe necesario para que Silvino puidese adicarse ao Entroido", subrayan desde la familia.

Silvino Dopazo falleció en marzo de 1994 y el suyo fue uno de los entierros más emotivos que se recuerdan en Bueu. Su despedida del carnaval fue en 1992, la última vezque salieron As Pirilleiras. El año anterior no habían llegado a desfilar debido a su estado de salud y se creó una comparsa llamada As Novas Pirilleiras, que con excomponentes y familiares intentó dar continuidad a su trabajo. Sin embargo, en 1992 convencieron a Silvino Dopazo para salir una última vez y que tanto él como As Pirilleiras tuviesen la despedida que se merecían. A ese carnaval pertenece la fotografía principal de este reportaje, con un Silvino al que trasladaban a bordo de un Citroën 2CV, al que se retiraba la capota para desfilar. Fue una despedida cargada de emoción, que también se reflejaba en las letras de aquel año, con alusiones a históricos miembros de As Pirilleiras.

La familia de acoge con "grandísimo orgullo" el homenaje que se le tributa este año a Silvino Dopazo. "Chega tarde, pero chega por unanimidade. Que se recoñeza que chega tarde non deixa de ser tamén unha especie de homenaxe", subraya José Castro. Quizás el mejor reconocimiento es el que le brindan cada año él mismo y sus primos, que forman parte de diversas comparsas y se esfuerzan por mantener vivo el carnaval.