Los actos de la patrona de la Virgen del Pilar siguieron el habitual protocolo, de misa y vino español, inalterable desde hace años en los cuarteles de la Guardia Civil de O Morrazo. Solo Cangas conserva unas dependencias que es casa-cuartel, como mandaba el cuerpo, en donde residen guardias; y Moaña subsiste en un bajo alquilado en O Rosal, desde que se derribó el viejo edificio de A Xunqueira, que hablaba historia por todas sus grietas. Pero hay armonía en Moaña.

Eso sí, las plantillas de ambos cuarteles celebraron la patrona y la Fiesta Nacional en sus respectivas localidades, con los uniformes de gala, guante blanco y con el emblemático tricornio que volvió a salir a la calle, desde que en 1989 se retirara del uniforme y quedara solo para lucir en eventos especiales como el de ayer. Este sombrero negro de tres puntas fue creado en 1859 para cumplir con esa imagen de severidad y al mismo tiempo de elegancia de la benemérita.

Los actos en Cangas comenzaron a las 11:00 con una misa en honor a la patrona, en la iglesia del Divino Salvador de Coiro, oficiada por su párroco Benito de la Iglesia. A las 12:30 y con el cuartel luciendo la gran bandera de España en la puerta que indicaba la celebración de la Fiesta Nacional, se ofreció el tradicional vino con pinchos. Representando al gobierno local, acudió el concejal de Cultura, Héitor Meira, y por parte de la oposición los populares José Enrique Sotelo, Loli Hermelo y Pío Millán; el edil de Cangas Decide, José Luis Gestido y del PSOE, Alfredo Iglesias.

En Moaña, la misa se celebró a mediodía en la iglesia del Carmen, en cuyo centro parroquial se ofreció el vino español. El concejal de Mobilidade, el socialista Ezequiel Fernández, representó al gobierno local. También acudieron los ediles de la oposición Vicente Verdeal y Jorge Santomé, del PP; y el independiente Javier Carro.