La Romaría de Darbo vivió ayer su día grande y ya por la mañana el atrio acogió a miles de personas que quisieron participar de las actividades religiosas y también degustar la gastronomía propia que se vende en los distintos puestos y que tiene a las sardinas asadas como máxima expresión. Pero sin duda el gran atractivo volvió a ser la danza ancestral cuyos orígenes se remontan al siglo XVI y que entre sus componentes contó con dos galanes nuevos, uno de ellos un ciudadano inglés -Gavin Matthews- que le dio a este baile un toque internacional por primera vez. El otro debutante fue el joven de Darbo José Luis Pérez Martínez. Además, otra de las novedades es que se trataba del último baile de la presidenta, Belén Guimeráns, después de 31 años danzando y de haber formado parte del grupo de personas que recuperó esta tradición.

A las 12.30 horas comenzó la misa solemne y poco a poco se fue llenando todo el recinto de la fiesta mientras la ceremonia estaba acompañada, al aire libre, de las voces del grupo músico-vocal Mornura.

Le siguió la procesión con la imagen de Santa María acompañada por decenas de fieles y por el ritmo de la Unión Musical de Meaño.

Al regreso de la comitiva y tras rodear la iglesia parroquial, la imagen fue depositada frente a la entrada al templo, con espacio suficiente para que las cinco damas y los diez galanes formasen tres filas delante de Santa María para iniciar la danza más esperada, con la que agradecen a la patrona de Darbo los favores recibidos a lo largo de todo el año.

Comenzaron formando tres filas, de cara a la imagen, con las damas en el centro y los galanes a los flancos. Los sombreros de ellas, con flores recién recogidas e incluso plumas, fue lo más destacado de unos trajes que no escatiman detalle. Las damas lucieron las tradicionales faldas blancas, largas y anchas, con un mandil negro bordado, anchas mangas y un paño cruzado con colores rojos y dorados. Ellos, acompañados de las castañuelas que nunca dejan de hacer sonar en todo el baile, destacaron por sus pendientes largos, y el negro de sus sombreros, pantalones y chalecos, en perfecto contraste con la camisa blanca. Cada danzante de la parte delantera se dirigió hacia atrás de su fila en zig zag mientras sonaba la música de la gaita y el tamboril. Después, cada una de las damas, acompañada por dos galanes, recorrieron toda la formación de una parte a la otra. Cuando todos los danzantes completaron este paso la formación encaró el pórtico de la iglesia dejando la imagen de Santa María a sus espaldas. A la mitad del baile gaiteiro y tamborileiro subieron el ritmo y los danzantes aceleraron el paso, formando vistosos círculos de cinco componentes cada uno. Es entonces cuando los giros de las damas hacen que las faldas brillen con todo su esplendor. Las damas aguardan después al fondo de la zona del baile mientras los galanes en dos filas se entrecruzan varias veces. A continuación, todos los componentes forman una gran rueda antes del fin de la famosa danza y contradanza, que concluyó con un cerrado aplauso de todos los asistentes, que a pesar del sol no se movieron de sus puestos.

Antes de volver a introducir a la imagen de Santa María en el interior de la iglesia, la presidenta de los danzantes, Belén Guimeráns, recogió un premio y por megafonía se recordó que la de ayer fue su última danza después de más de tres décadas luciendo el típico sombrero de flores frescas.

Así luce la ancestral danza de Darbo

Así luce la ancestral danza de Darbo

La danza y contradanza se repitió, ya con algo menos gente, a las 19.00 horas, para deleite de locales y turistas.

Tras una noche del viernes con verbena a cargo de las orquestas Passarela y Saudade, la velada se prolongó con la fiesta en los puestos de bebida y comida. A primera hora de la mañana personal municipal se afanó en limpiar todo el atrio, que estaba listo para acoger los actos litúrgicos.

El día grande se prolongó después de la danza de la mañana, pues decenas de familias y grupos de amigos se adueñaron del entorno del atrio, con manteles e incluso mesas, para comer en una romería que, como todos los años, cerró la mayor parte de los comercios y bares del centro de la villa, pues gran parte de la vida del municipio se trasladó a esta zona de monte.

Música nocturna

Por la tarde, a las 20.00 horas, la música tomó el atrio de Darbo nuevamente. En esta ocasión para un concierto de la Unión Musical de Meaño delante de la fachada de la iglesia.

A medida que se ponía el sol el atrio se volvía a llenar. Pocas horas de descanso hubo para los amantes de la mayor romería de Cangas. Por delante había una larga noche de verbena a cargo de las orquestas Compostela y Alabama. La tercera noche de música no hizo mella en los asistentes, que prolongaron el baile hasta altas horas de la madrugada.