Para Belén Guimeráns, presidenta de la Asociación de la Danza de Darbo, hoy será su último baile, tras 31 años dedicada, en cuerpo y alma, a la recuperación y conservación de esta ancestral danza y contradanza que se baila en el día grande de la Romaría de Santa María. Su marcha marcará el fin de una etapa en la danza y el nacimiento de otra, que vendrá de la mano de las nuevas generaciones a las que ella quiere dar paso: "Algún día tenía que ser", asegura esta mujer que califica la experiencia de "maravilllosa y que reconoce que siempre ha llorado ante la Virgen, bailando frente a ella en el atrio. Quizás hoy lo volverá a hacer, si cabe con más emoción.

Por primera vez en su historia y en esta nueva etapa, un joven inglés bailará la danza. Será el primer extranjero en hacerlo y formará parte del grupo de 11 hombres y 6 mujeres que la protagonizan, acompañados de un gaiteiro y un pandereteiro. Se trata de Gavin Matthews, casado con una vecina de Darbo, que siempre se mostró muy interesado, y que hoy saldrá a bailar al atrio con los grandes pendientes colgando de sus orejas, como uno de los elementos que caracteriza a los hombres danzantes, al igual que el sombrero de flores naturales, a las mujeres.

Con Gavin Matthews, también bailará por primera vez el joven de Darbo Juan Luis Pérez Martínez. Serán las caras nuevas de esta danza, que se bailará al término de la misa de las 12:30 y posterior procesión, y que tendrá también, entre las mujeres, como incorporación por rotación, a Elena Bermúdez Guimeráns -la hija de Belén- y su prima Susana Barredo.

Los hombres volverán a salir con sus pantalones y chalecos negros con camisas blancas y chapeos; y ellas, con sus largas faldas blancas, con puntilla, mandil negro y camisa blanca además de sus vistosos sombreros de flores.

Belén Guimeráns recogía ayer flores en el jardín de su casa y en los de otros vecinos, en compañía de su hija y de su prima,para decorar los sombreros con los que hoy bailarán. Cada mujer lo hace a su gusto. Ellas recogieron reina margarita, una flor espectacular anaranjada, como si se tratara de girasoles, xinias y verde, entre otras flores variadas. Mientras componían el sombrero, la presidenta de la Asociación volvía treinta años atrás. Recordaba el viaje que con otros miembros del grupo Lembranzas da Ría, realizaron a A Coruña para entrevistarse con una mujer, amante del baile gallego, que decían que había "copiado" la danza en papeles, su música y sus pasos. Hacía seis lustros que no se bailaba en Darbo y la querían recuperar. La mujer se la mostró, contrastraron con los más veteranos de la parroquia, que hicieron memoria de lo que ellos recordarban, y la danza se volvió a bailar. Así hasta hoy.