Natural de A Coruña (1979), Marío Toro estudió el Grado Superior en el Conservatorio de la ciudad herculina y posteriormente jazz y flamenco, en Madrid. Tras unos unos años en Suiza, se trasladó a Nueva York, posteriormente a Brasil y hace unos meses ha regresado a Madrid. Apasionada de la flauta desde muy niña, hoy presenta en Cangas su disco "A Contraluz", grabado durante su estancia en la ciudad de los rascacielos, en cuarteto con Daniel García (piano), Reiner Elizarde "El Negrón" (contrabajo) y Shayan Fatchi (batería).

-¿Por qué jazz y flamenco? ¿tiene raíces andaluzas?

-Cuando empecé en la música estudiaba clásica en A Coruña, pero tenía más inquietudes, quería explorar otros estudios yme fui a Madrid en donde empecé a estudiar jazz y flamenco. Después de estudiar flamenco supe que un tío abuelo, que fue cantaor, vivió de la música en París y que nació en Puerto de Santa María, pero toda mi familia es gallega, la mitad de A Coruña y la mitad de Viveiro.

-¿Cómo llegó al flamenco?

-Por casualidad. Estando en Madrid me llamaron de una compañía de danza flamenca porque el flautista se rompió un brazo a unos días de un estreno. A partir de ahí empecé a hacer otros trabajos.

-Después se trasladó a Suiza.

-Fui a trabajar con la compañía de danza contemporánea "Flamencos on route". Hacía composiciones y giras por toda Suiza y Alemania, sobre todo.

-Posteriormente cruza el Atlántico para ir a Nueva York. A todo músico de jazz que no pase por esta ciudad parece que le falta algo.

-Sí, tiene una asignatura pendiente. Nueva York me enganchó.

-¿Cómo le acogió la ciudad?

-Nueva York es agresiva, tiburón, pero lal mismo tiempoes muy generosa con el arte, todo el mundo encuentra un hueco. Si eres una persona trabajadora y constante y tienes un objetivo claro, te salen cosas. Encontré un lugar apacible para estar y fue algo definitivo para mi carrera porque hice mi proyecto propio, firmando yo todos los temas y empecé a grabar en solitario. En Nueva York grabé mi primer disco "A Contraluz".

-¿Notó diferencia en la ciudad tras los atentados de las Torres Gemelas?

-Llegué después, en 2009, y no viví en primera persona la diferencia. Mi experiencia artística en la ciudad fue muy fuerte.

-No paró usted porque después se traslada a Río de Janeiro.

-Pasé cinco años en Brasil. También fue una experiencia muy fuerte musicalmente y personalmente. Aprendí la música desde otra perspectiva y fui madre de mis dos hijos. Ahí grabé mi segundo disco "Araras" que acaba de salir al mercado este mes de julio.

-En Cangas ofrece hoy el repertorio de "A Contraluz".

-Este disco ya lo presenté en otras partes de Galicia, pero nunca en Cangas y me apetecía compartirlo.

-¿Qué va a oir hoy el público en el Eirado do Costal?

-"A contraluz" recoge un poco mis vivencias en Nueva York, las experiencias de un cambio muy importante como es tocar música que nace en el flamenco, que yo compongo, pero con músicos que no conocen este género, que proceden del jazz y de otros estilos. Es un proceso de intercambio. En este trabajo no instruí para nada a los músicos que me acompañaron, simplemente les dejaba fluir. Este disco fue un homenaje a las mezclas de culturas,de lenguas, de pueblos, de estilos musicales...

-¿Qué distingue a "A Contraluz" de "Araras"?

-"Araras" es un disco más sereno porque yo también estaba en un proceso interno de más serenidad, con unos objetivos más claros musicales y fue grabado en Río de Janeiro que no tiene nada que ver con Nueva York y está grabado con músicos brasileños. Tiene elementos que no tiene "A Contraluz".

-¿Es la primera vez que toca en Cangas?

-Sí.

-¿Por qué flauta?

-Ya desde muy pequeña, con 6 años, me gustaba. Cuando mi madre vio lo que costaba, me dijo que no. De aquella no había la oportunidad de una flauta más barata como hay hoy en día, como la chinesa que puedes conseguir por 100 euros. Las otras eran más caras y como no había ningún indicio de que yo fuese en serio, pues no me la compraron. Pasó un poco de tiempo y el profesor del colegio fue quien dijo que ya había que comprarla. Tenía 8 años y no dejé la faluta hasta hoy.

-¿Y siempre más inclinada hacia el jazz?

-No. Empecé con clásico y estuve 14 años, pero llegó un momento, con 21-22, que empecé a darme cuenta de que el clásico me capaba la creatividad.Podía interpretar bien, pero no crear, componer música propia y precisaba salir. Empecé a interesarme por músicas populares que me daban posiblidad de crear y así caí en el jazz. Fue como cambiar de profesión.