Como veloces pájaros en el cielo se entrecruzaban los drones ayer en el "Bueu Drone Festival". Lugar en el que un total de 22 competidores y aficionados a esta nueva disciplina se acercaron a la comarca para disfrutar de un día de vuelos, piruetas y zigzags de obstáculos bajo el sol y la luna bueunensa.

Al grito de "¡Pilotos, armen sus quads!", que así llaman a los drones, se daba inicio a las competiciones en el escenario de As Lagoas. Aunque había mucha cantera gallega, algunos se acercaron de otros lugares de España. Es el caso de Angelo Pérez "Riotorbat", un madrileño de treinta años que llegó "atraído por la competición y por el buen clima gallego" ,afirmó.

Estos drones alcanzaban en circuito una velocidad aproximada de 140 kilómetros por hora, aunque en momentos muy puntuales pueden llegar a superarla. Manos al mando controlaron los movimientos y giros mientras observaban la trayectoria de los drones por la FPV (First Person View). Se trata de unas gafas de visión en primera persona que cada competidor porta en sus cabezas. A través de las mismas se fusionan con los drones y se convierten en sus ojos.

"Las gafas te dan la sensación de llevar tu propio avión, es fascinante", comentaba Angelo. El madrileño aseguró que el entrenamiento es clave para convertirse en piloto profesional. "Es cierto que también depende de las habilidades innatas de cada uno, la mayoría de los competidores buenos son los más jóvenes porque tienen unos reflejos impresionantes", explicó el piloto.

Y desde León también se desplazaron para demostrar sus dotes como pilotos. El leonés Borja Gutiérrez, de 25 años, lleva ya dos años pilotando, inspirado por los franceses que crearon este hobby. El joven ya había estado en el club Tábano de A Coruña con sus drones. "Vengo a Galicia porque es agradable y cercano. Me encanta, somos como una gran familia", aseguró.

El cangués Julio García fue el competidor más joven del evento. Con tan solo 15 años ya participa en el Aerodron Club de Bueu y demostró, junto con su equipo, sus habilidades en el pilotaje de drones. Y no pudo faltar el vigués "Arcanis" , ganador del año pasado y uno de los más veteranos del evento. "Aunque es difícil y cuesta al principio, una vez que practicas ya lo controlas y no dejas de aprender algo nuevo", explicaba. El piloto señaló el aumento de nivel que se ha dado en esta segunda edición del festival de Bueu. "Es difícil porque este año hubo gente nueva y mucho nivel".

En el circuito los drones sortearon los obstáculos y banderas, después de salir disparados desde la salida. Las altas velocidades que alcanzaban provocaban choques y caídas. Tanto es así que el actual Campeón de Drones de España, Diego de la Fuente, se encontraba ocupado por la tarde arreglando su aparejo. "Se me cayó tantas veces que tuve que soldarlo, menos mal que traje refuerzos", afirmó el piloto señalando sus otros drones. Y es que las elevadas y vertiginosas alturas no dieron respiro a los participantes.

Ya por la noche llegaron las semifinales y finales. Se encendieron las luces y comenzaron los vuelos nocturnos con el circuito iluminado por leds que crearon una atmósfera de lo más fascinante. El público asistente pudo comprobar la rapidez de estos aparatos que no dejaban de zumbar con sus poderosas hélices en el entorno natural de Bueu.

Al cierre de esta edición continuaba la competición que tenía previsto entregar tres premios de 300, 150 y 75 euros, respectivamente. Dinero que muchos invertirán en un nuevo dron con el que se dejarán llevar y volar.