"Din que queren fixar poboación no rural, pero así non vai quedar quen traballe as veigas", se queja Manuel Boubeta mientras muestra los daños causados por los jabalíes en una finca de maíz de Bondiñeiro, en la parroquia de Coiro. Aunque la presencia de ejemplares de este mamífero en la comarca morracense es habitual desde hace años, los vecinos coinciden en señalar que cada vez se acercan más a los núcleos habitados, comen parte de las cosechas y destruyen otras. "Nin siquera sirven para outros animais porque perciben o cheiro do xabarín e xa non o comen", asegura Trinidad Olivera, una de las principales afectadas, que duda en seguir sembrando sin quitarle producto a su trabajo. Los vecinos piden que la Administración se haga cargo de los daños, pero sobre todo que actúe y autorice "batidas controladas" para controlar la proliferación de estos mamíferos.

Las visitas de los jabalíes se han hecho más frecuentes conforme el verano avanza y el fruto madura. "No que levamos de mes de agosto veñen practicamente a diario e non deixan milleiro en pe", abunda Boubeta, que va mostrando las espigas parcialmente devoradas por los cerdos salvajes y estima que han estado allí la pasada noche. "Cómenlle o máis gordo e deixan o resto porque ven fartura. E as nais tiran moitas plantas para que poidan comer as crías", explica. En el interior de la finca, con maíces recién tumbados, se percibe aún el fuerte olor por la reciente presencia de los animales, que ozan y retozan por el suelo en busca de alimento o de refresco. Su presencia también se ha detectado en plantaciones de patatas, aunque el maíz parece ser su manjar favorito.

Algunos parroquianos ya han tenido encuentros con jabalíes. "Un día atopeime con un na finca a poucos metros, pero nin se asustou e seguiu como se nada", relata Rosa, que repara en la adaptación de esta especie en núcleos habitados y cree que incluso tienen cerca los lugares de cría. La presencia de estos mamíferos en las carreteras, donde ya han causado varios siniestros, es otro ejemplo de esa proliferación que los afectados exigen controlar. Insisten en que en Europa es una especie cinegética, por lo que no se encuentra en peligro ni amenazada, y que la Xunta debería autorizar batidas periódicas para "evitar que a súa poboación se desmadre".

Las denuncias realizadas hasta ahora por los afectados no han dado resultado. Ni el Concello, ni el Seprona ni la Xunta han tomado medidas ni han dado respuesta a sus peticiones de reducir la población de jabalíes por toda la parroquia canguesa hasta los límites con Moaña en Ameixoada. Xielas, Parada y Outeiro son otros puntos donde se reportan daños. Los propietarios dan por hecho que no recibirán indemnizaciones por la pérdida de cosecha, pero al menos quieren que se pongan medios para paliar más daños en el futuro, ya sea la administración municipal, autonómica o "a que corresponda, porque nós non entendemos de política". De lo contrario se replanterán seriamente "deixar as fincas a monte, porque a ningúen lle gusta traballar en balde".