Ya no sabe a quién recurrir. Presentó dos reclamaciones y sigue sin respuesta. Vicente Casal Martínez, de 49 años, es natural de Poio aunue reside en Moaña. El pasado mes de febrero sufrió un accidente de moto en Tirán que le ocasionó una grave rotura de la pierna, con fractura de tibia y de peroné. Debido a la complejidad, en el centro médico en el que fue atendido le colocaron un fijador externo, que es un dispositivo con un anillo metálico de 35 centímetros de diámetro, para procurar mejor la fijación y curación del hueso.. Pero desde agosto, con la rotura ya subsanada, espera a que le retiren este incómodo fijador que le impide volver a incorporarse a su puesto de trabajo como guardacostas. El dispositivo se lo colocaron en marzo después de un mes con otro provisional debido a una infección.

Vicente Casal asegura que el médico que le atiende en Povisa le confirmó en agosto que la fractura de la tibia y del peroné ya estaba curada y que sólo le quedaba que le retiraran el fijador externo y permanecer tres o cuatro semanas con muletas con el fin de adaptarla pierna, para poder tener el alta médica y volver a incorporarse a su trabajo.

Han pasado dos meses desde entonces y este vecino de Moaña sigue a la espera de que en el centro médico le retiren este dispositivo metálico con el que no puede ni siquiera vestirse con pantalón largo. Reconoce que sólo puede llevar chándal y de media pierna porque no le entra otra ropa y que se ha salvado hasta ahora porque estuvo realizando un otoño de buen tiempo, pero no quiere pensar cuando llegue el frío y tenga que salir a la calle con medio pantalón.

Despué sde que en agosto el médico le dijera que la rotura ya estaba curada y al comprobar que pasaban las semanas y no le llamaban para retirar el aparato metálico de la pierna, Vicente Casal decidió presentar una reclamación en el servicio de Atención al Paciente en el hospital. Aportaba el artículo publicado en el Diario oficial de Galicia sobre garantías de prestaciones sanitarias , de enero de 2014, en el que constaba que la lista de espera no podía exceder de los 60 días y que en caso de no poder prestar la atención, tenían que derivar a otro centro. "Sin embargo, en Atención al Paciente me comunicaron verbalmente que dicha orden ya no estaba en vigor y que había otra que fijaba el plazo en 150 días". Casal Martínez no concibe cómo para la retirda de este fijador, para lo que le dijeron que se trataba de una operación de no más de una hora, se puede tardar hasta cinco meses con los inconvenientes que supone tener que llevar este aparato ue te impide volver a su trabajo: "Esto es de traca", asegura el afectado que teme que por este motivo pueda correr peligro su puesto de trabajo.

Esta misma semana y dewspués de seguir sin respuesta a su primera reclamación, Vicente casal -casado y con dos hijos- volvió a presentar otra reclamación en Atención al paciente y de forma verbal le comunicaron que el decreto de 2014 no estaba en vigor y que la lista de wspera podía demorarse 150 días. Lo cierto es que el pasado 28 de septiembre el Consello da Xunta aprobó el nuevo decreto para regular el sistema de garantía de tiempos máximos de acceso a las prestaciones sanitarias públicas, que completa el desarrollo de la Lei 12/2013, de 9 de diciembre, publicada en enero de 2014, en donde se contempla los tiempos máximos de atención sanitaria hospitalaria programada y no urgente: 60 días naturales para intevenciones quirúrgicas; 45 días para primeras consultas externas y 45 para primeras pruebas diagnósticas o terapéuticas. Eso sí, el decreto selecciona la patologías graves que podrán acogerse (estenosis o insuficiencia aórtica; estenosis o insuficiencia mitral severa, aneurismas cerebrales, obstrucción arterial aorto-ilíaca, obstrucción arterial fémoro-poplitea, estenosis cartotídea extracraneal, desprendimiento de retina e hidrocefalia), además de las dolencias oncológicas y la posibilidad de que cuando el Sergas no pueda ofrecer al paciente, éste opte por continuar en la lista de espera o requerir atención garantizada en otro centro acreditado de la comunidad autónoma. De las primeras patologías, asegura en el decreto que son patologías con una importante carga de mortimorbilidad con un fuerte componente invalidante que con intervención quirurugica presentan gran efectividad.

Vicente Casal asegura que la situación por la que le están haciendo pasar "no tiene nombre. Tengo una falta total de calidad de vida y debo dormir en el sofá porque en la cama el aparato se me clava en los huesos".