El refugio de A Roiba saltó a las primeras planas hace algo más de dos años debido al proceso de deterioro que sufría su estructura a causa de los cambios en las mareas. Más de uno descubrió entonces la singularidad de una vivienda que imita un barco varado en la playa, con un semisótano a modo de pañol, una planta baja con habitaciones como camarotes y una terraza que sería el puente de mando.

La familia decidió entonces impulsar una campaña de crowdfunding para recaudar los 20.000 euros necesarios para una actuación de carácter urgente. La iniciativa fue un éxito y pocos meses después comenzaban a ejecutarse las actuaciones. "Se hizo una rehabilitación, pero la casa necesita un mantenimiento constante. Son casi 50 años y hay que ir repasando, sustituyendo elementos, etcétera", relata María Vázquez.