El 19 de abril de 1999 se inauguró el parque industrial de Silleda el Consorcio contra Incendios de Deza e Tabeirós-Montes. Hoy, 21 años después, continúan en la plantilla de 19 personas ocho de aquellos efectivos de la primera promoción. Uno de ellos es el gerente, Juan José Muñoz. Ocupó el cargo durante dos etapas: hasta 2009, cuando pasó a asumir la gerencia de la Axega, y de nuevo desde 2017 hasta la actualidad.

En estas más de dos décadas de existencia, los bomberos con sede en Silleda tuvieron 6.690 intervenciones, es decir, una media de 300 salidas cada año "y en un volumen similar a otros parques comarcales", explica Muñoz. Desde sus inicios, el tipo de actuaciones que realizan no han variado mucho, ya que su presencia es habitual en siniestros de tráfico, retirada de árboles, incendios urbanos...Pero también es verdad que la puesta en marcha de otros servicios de seguridad ciudadana, como los Grupos de Emerxencias Supramunicipais (GES) de A Estrada y Lalín, redujeron la actividad de los bomberos en cuestiones medioambientales como la retirada de nidos de Vespa velutina, puesto que esta cuestión figura entre los cometidos de estas nuevas dotaciones. "Al ponerse en marcha los GES, nuestras salidas sí descendieron algo, pero nos complementamos", recalca el gerente. Sobre la retirada de velutinas, cabe señalar que cuando los bomberos dejaron de encargarse de los nidos, en Silleda hubo quejas por la demorada en la destrucción de las colmenas, ya que este municipio pasó a depender de Medio Ambiente al no disponer de GES ni de Protección Civil que asumiese estas tareas.

Como decíamos, hay 19 bomberos en Silleda, tras la marcha de uno de ellos, Alberto Cea, al parque de Lugo. "Uno siempre pide más medios y es deseable que los hubiese, pero es que hubo ocasiones en que incluso estuvimos menos, 15 ó 16", apunta Muñoz. Por eso, las guardias no pueden ser de cuatro efectivos y un puesto de mando, como mínimo. El parque se organiza en cinco turnos: dos de ellos tienen cuatro efectivos y las otras tres tandas, con tres. Cada turno trabaja 24 horas seguidas y luego descansa cuatro días. Como veíamos, esas 6.690 intervenciones dan una media de 300 salidas al año, es decir, una cada día. ¿Hay horas muertas en estos turnos de 24 horas? Pues no. "Tenemos unos horarios, una jornada laboral que implica prácticas en el parque, el mantenimiento y revisión de las herramientas o de los seis vehículos que disponemos, así como de los equipamientos".

Precisamente, la indumentaria de cada bombero tampoco quedó ajena a la pandemia sanitaria del coronavirus. El parque con sede en Silleda tuvo que hacer una inversión que obviamente no estaba contemplada en el presupuesto para comprar mascarillas, botas, guantes, trajes..."Tuvimos que redactar e implantar medidas de protección en el parque, sobre desinfección de EPIs o riesgos biológicos". Las nuevas intervenciones que tengan que cubrir a partir de ahora los bomberos no van a mermar sus tiempos de respuesta. Y ya que hablamos de tiempo, tanto Muñoz como otro de los veteranos, Carlos Cea, apuntan que ese a estos más de 20 años de servicio, lo más duro es cubrir accidentes con víctimas mortales. "Nunca acabas de acostumbrarte del todo, aunque estés preparado a nivel físico y psíquico. Y afecta aún más si hay niños pequeños entre las víctimas". Cea añade que "la experiencia te da un plus en este sentido. Nuestra primera intervención con víctimas mortales fue con tres personas, que viajaban en un dos caballos y quedaron debajo de un trailer en el Alto de Matalobos. No pude quitármelos de la cabeza durante una semana", recuerda. Y en su labor entra muchas veces también la de acompañamiento moral y anímico a los familiares de las víctimas.

A la espera de que la plantilla pueda incorporar más efectivos, uno de estos podría ser una mujer. En todos los parques de bomberos de Galicia hay menos de una decena, pero una de ellas ya ha ocupado la jefatura del parque de Monforte.

Ayer fue una de esas jornadas con intervenciones de los bomberos con final triste. Sobre las 15.00 horas recibían una alerta en O Corpiño, en la parroquia de Santa Eulalia de Losón. Una mujer no conseguía contactar por teléfono con su madre, de iniciales L.S.V., de 83 años residente en el número 53. Los vecinos apuntaron que llevaba como dos días sin ver las persianas de la vivienda levantadas. A su llegada, los bomberos pudieron acercarse a la ventana de la habitación que solía usar la mujer. Vieron desde fuera que estaba desplomada boca abajo sobre la cama. A la zona se desplazaron también efectivos de Protección Civil de Lalín, la Guardia Civil y una ambulancia con una médica, que certificó la muerte de la anciana por causas naturales.