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Una embajadora detrás del mostrador

El producto de A Estrada se convierte en sello de identidad para una exitosa tienda de barrio

Begoña Iglesias, con algunos ejemplos de productos elaborados en A Estrada. // Bernabé/Cris M.V.

En noviembre se cumplirán tres años desde que A Artesa abrió sus puertas en la calle Iryda de A Estrada. Esta tienda de barrio se ha convertido en todo un referente para muchos vecinos. Al principio, muchos clientes encontraron en este establecimiento las ventajas de un horario diferente al que puede ofrecer un supermercado convencional, ese lugar al que acudir para llenar con urgencia un inoportuno vacío en la despensa. Sin embargo, ahora son muchos los que acuden a esta tienda para secundar su apuesta por el producto de A Estrada, por la calidad sin intermediarios. Del productor, a la artesa. Literalmente.

La estradense Begoña Iglesias Gómez no estuvo toda su vida profesional detrás del mostrador. Antes de levantar la verja de esta tienda por primera vez, venía de 13 años dedicada a la hostelería. Se decidió a abrir su propio negocio cuando su hijo era pequeño, quemada y estresada de su actividad anterior. "Tenía al niño pequeño y cuando salía de trabajar me daba cuenta a lo mejor de que no tenía leche, o cualquier otra cosa. Tú pasas de cualquier manera pero el niño..." Ese fue el hueco que quiso cubrir con su establecimiento, ofreciendo a quienes salen tarde de trabajar un horario diferente. Abre a las 10.00 y cierra a las 15.00, mientras que por las tardes lo hace de 18.00 a 23.00. Solo se toma libre la tarde del lunes.

Pero no solo esta flexibilidad es el punto fuerte de A Artesa. En estos tres años Begoña Iglesias se ha convertido en toda una embajadora del municipio detrás del mostrador. Los productos estradenses tienen especial protagonismo en su surtido. El queso es de Leite Ulla (Santeles), los huevos de O Volteiro (Vea), el aceite de As Besadas (Callobre) y los chorizos de la firma estradense San Martiño (Ribeira). No falta la sidra, en este caso de Peroja (Agar), Ribela (Ribela) y Torres de Moreda (Callobre), sin olvidar el mosto de manzana que también se elabora en el lagar de Agar. Las verduras proceden de la cooperativa de Lamas y la fruta llega de Berres. La miel es de Callobre y Pardemarín y el pan artesano de Rubín y San Miguel de Castro.

Explica la responsable de este establecimiento que durante un tiempo colocaba en su escaparate el mensaje de que en esta tienda se venden frutas y verdura "de kilómetro cero", "porque no viajan", subraya. Intenta que en su tienda luzcan productos de temporada llegados del campo estradense, desde uvas o manzanas hasta nueces, pasando por los productos de huerta. "Tengo una clase de tomate nada más. Prefiero llevar solo un tomate y que me sepa a tomate y no llevarme un kilo que, por mucha oferta que tenga, no me sepa a nada", apunta, subrayando que sus clientes valoran mucho el producto y el sabor local.

El acento estradense que tiene esta tienda de barrio le ha brindado un importante incremento de su clientela a lo largo de su todavía corta historia. "Este año fue el primero que cogí una semana de vacaciones y la gente se sorprendió porque A Artesa estuviese cerrado", apunta Begoña. Comprendiendo a sus clientes en los apuros del día a día, sin intermediarios y con una decidida apuesta por valorar lo propio, este pequeño negocio es hoy una gran artesa para los estradenses.

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