La necesidad de siembras de conejo y perdiz, por las dificultades que tiene su preservación de forma natural, es un reflejo de lo que ocurre en el rural: el abandono de cultivos deja sin alimento a estas especies, que encima no pueden sobrevivir en monte viejo. Van a menos, como va a menos la población del rural y, también, los aficionados a la actividad cinegética. Basta verlo al comprobar la lista de socios de los distintos tecores de las comarcas.
En un primer vistazo, solo el de Dozón logra mejorar sus cifras. En octubre de 2015, cuando entró la directiva que encabeza José Rodríguez, la Sociedade de Caza contaba con 57 miembros. Hoy, cuatro años después, roza los 100. "Está volviendo gente que llevaba tiempo sin cazar por la baja densidad que había de perdiz", explica el presidente. La actual junta directiva de Dozón acostumbra a hacer una asamblea antes de que comience la temporada de jabalí y corzo, en agosto, para entregar los precintos, dar a conocer el plan anual y los calendario. A finales de esta temporada, Rodríguez quiere convocar otro encuentro en el que se convocarán elecciones. Está dispuesto a renovar su cargo, "ya que en cuatro años resulta muy difícil, por el presupuesto, poder desarrollar todo el proyecto", explica.
En Lalín, sin embargo, la sociedad cinegética ha vuelto a bajar y se aleja de los 500 socios. La falta de gente joven que practique la caza y la marcha de socios a otros municipios por cuestiones laborales son las principales causas. La población muy envejecida también provoca alguna que otra baja. En Silleda y Rodeiro sí se nota ese descenso, aunque es mucho más suave que en Lalín. El colectivo cinegético de Trasdeza está en torno a los 280 miembros, mientras que el de Camba se mueve en los 225. En Vila de Cruces, la sociedad cinegética renovó su junta directiva el mes pasado, de modo que Manuel Blanco relevó en la presidencia a Luis Taboada (el actual alcalde). Blanco estima que la entidad cuenta con unos 150 integrantes. David García, del Tecor Farelo, apunta que éste tiene 120 socios, "pero cuando empecé a cazar yo, éramos 300", recuerda.
