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Ana Belén Seco González: "Somos como mediadores en conflictos, aunque muy pocas veces se llega a un consenso"

"Nuestro cometido principal es ofrecer una atención primaria a los problemas de los vecinos, y para ellos puede ser de gran utilidad"

Ana Belén Seco González posa delante del consistorio de Silleda. // Bernabé/Ana Agra

Ha sido recientemente nombrada jueza de paz de Silleda, aunque, como ella misma reconoce, "ya llevaba un tiempo desempeñando el cargo". Ana Belén Seco González comenzó siendo la sustituta de Jesús Taboada Leira en un cargo que de facto desempeña desde hace unos tres años. Esta joven abogada se divide entre sus obligaciones laborales y el desempeño de un cargo que le permite conocer de primera mano algunas de las cuitas de sus convecinos de Trasdeza.

-¿Cómo lleva lo de no poder ser abogada debido a su cargo como jueza de Paz en Trasdeza?

-Lo de ser licenciada en Derecho es uno de los méritos que se tienen en cuenta para ser jueza de paz, pero además de no poder ejercer tampoco puedo prestar asesoramiento jurídico. El hecho de tener esa formación académica me otorga todos los conocimientos para desempeñar el cargo. Lo que sí soy, porque puedo serlo, es consultora en una compañía especializada en la prestación de servicios de consultoría y asistencias técnicas.

-¿Con cuál de las dos facetas se siente más identificada?

-Sería difícil decantarse por una sola. Hay un factor que tengo tanto en mi trabajo profesional que desarrollo cada día como en el cargo de jueza de paz, y es el poder atender a la gente. Yo en mi trabajo gestiono proyectos y todos los días hablo con gente, y como jueza de paz también tengo que estar con las personas que demandan mi mediación. Yo creo que esa vertiente que comparten ambas dedicaciones la hacen muy atractiva a la hora de ponerte a trabajar tanto como consultora como jueza de paz.

-¿Cuáles son las inquietudes de los silledenses que solicitan el asesoramiento de su jueza de paz?

-Hay de todo un poco. Date cuenta de que nuestro trabajo tiene un abanico muy amplio, porque vamos desde las clásicas peticiones de libros de familia, certificados de defunción o de nacimiento, a celebración de matrimonios pero sobre todo la conciliación, que es un trámite previo a la asistencia a un juicio. En este caso, celebramos las conciliaciones como una previa interposición a demandas en los juzgados. Somos como mediadores en conflictos, vamos.

-¿Los vecinos conocen todas esas vertientes del juzgado de paz?

-Los silledenses saben bien, cuando van a un juzgado de paz, lo que están buscando. Sí es verdad que antes en los juzgados de paz realizaban más trámites de los que hacemos ahora. En las conciliaciones sí es cierto que muchas les tenemos que explicar en qué consisten y cuál es el papel del juez de paz, que ante todo tiene que ser imparcial. Nuestro cometido principal es ofrecer una atención primaria a sus problemas. Para ellos puede ser de una gran utilidad, aunque muy pocas veces llegamos a un consenso. También ha habido veces que te vienen a solicitar un certificado o algún documento que no llevan los juzgados de paz. De todas formas, a los que nos vienen algo despistados solemos indicarles a dónde tienen que acudir para resolver el incidente, y lo hacemos con mucho gusto, como debe de ser, claro. También me gustaría informar de que en todos los ayuntamientos donde no exista un Juzgado de Primera Instancia va a haber un juzgado de paz, como es el caso de Silleda. Aquí tenemos un secretario judicial y un agente judicial por el número de habitantes que hay censados, que son los que atienden a la gente que se acerca con sus solicitudes. A partir de ahí, hay veces en las que tengo que estar presente, pero hay otras en la que no es necesario. Me suelo pasar dos o tres veces por semana, al margen de los actos en los que tenga que estar.

-¿Qué ha sido lo más curioso que le pidieron hasta ahora?

-En estos casi tres años que llevo en el caro no te creas que nos solicitaron cosas extrañas. A lo mejor, algún certificado que actualmente no existe y que, tal vez, tampoco existía antes. De todas formas, en esos casos solemos explicarles la situación y por lo general la gente llega a buen entendimiento. Lo bueno es que, como en la mayoría de los registros, en el juzgado de paz tienen todo informatizado y eso te facilita cualquier consulta que necesites realizar.

-¿Cuál es el rango de edad de los que se acercan a un juzgado de paz como el de Silleda?

-Depende. Según qué trámites tengas que realizar, claro. En los temas de las fe de vida, por ejemplo, es evidente que los que vienen a solicitar asesoramiento al juzgado de paz suele ser gente que ya está jubilada. En el caso de las celebraciones matrimoniales, normalmente son personas más jóvenes.

-¿Sigue siendo una devota de la Empanada de A Bandeira?

-Me sigue encantando esa fiesta. Si no recuerdo mal, estuve dos años en la organización, el primer año estuve como presidenta y en el segundo año trabajé codo con codo con el malogrado Juan Salgueiro. Ante todo, soy una vecina de A Bandeira y si en algo me necesitan por supuesto que no dudaría en echarles una mano, pero aquella etapa ya pasó. Además, aunque quisiera volver a aquello tampoco podría porque realmente en estos momentos no tengo tiempo. El trabajo que tengo me tiene muy ocupada y, además, el juzgado de paz también me lleva un tiempo.

-¿No echa de menos aquella época en la organización?

-A ver, sin duda alguna cualquier vecino de Silleda seguramente eche de menos, sobre todo, a Juan Salgueiro por su calidad humana y también por su buen hacer. En cuanto a lo que es la fiesta, hay que tener en cuenta que organizar un evento tan importante dentro y fuera de Silleda da mucho trabajo. Como te decía antes, para dedicarte a algo así necesitas poder disponer de un tiempo del que yo carezco en la actualidad. Obviamente, no es lo mismo estar en la Empanada formando parte de la organización que estar como una vecina más disfrutando de un evento como ese. Y eso que este año tengo que decir que me la perdí porque no pude estar por motivos profesionales.

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