En sus riberas, las calurosas tardes de verano tienen casi un microclima. El canto de sus aguas arrulla a quien goza de la tradición de la siesta y su frescura rebaja la temperatura al más valiente. La estampa que protagoniza ofrece senderos de belleza infinita, capaces de llamar a la calma y casi detener el tiempo, o de brindar una emocionante jornada de pesca. El hombre y el río no es una historia de dos. Es una relación compartida, que implica el goce de muchos y la responsabilidad de todos para preservarla.

El coto salmonero de Ximonde acogió en la mañana de ayer el arranque de las jornadas de concienciación ambiental que el departamento de Turismo del Concello de A Estrada apostó por poner en marcha para remarcar la importancia de que los sectores más jóvenes de la sociedad se sensibilicen con el cuidado de los cauces fluviales. De la mano de Tesouros Novos, los alumnos del colegio Cabada Vázquez de Codeseda fueron los primeros en entrar en esta aula de la naturaleza. En una jornada en la que la lluvia se empeñó en hacer acto de presencia, la actividad contó con la estrecha colaboración del Servizo de Conservación de Natureza de la Xunta, que abrió de par en par las puertas del centro ictiológico para profundizar en estas interesantes lecciones.

Las condiciones del tiempo impidieron que los niños realizasen la ruta de senderismo prevista entre Ximonde y Ponte Sarandón. Sin embargo, no lograron aguar la oportunidad de que estos escolares se convirtiesen en científicos por un día. Los alumnos tomaron muestras de las aguas del río Liñares y del caudaloso Ulla, revisando sus niveles de acidez, PH, nitratos, nitritos o su temperatura. Sometieron estas muestras a una tira y contemplaron el color del agua. Ambos cauces estradenses superaron el examen, arrojando unos parámetros dentro de la normalidad.

La capacidad de observación es una cualidad fundamental en un laboratorio que también pusieron en práctica estos estudiantes. Repararon en la presencia de residuos sólidos y también en la existencia de espumas, aprovechando la ocasión para recoger los plásticos, latas o botellas que pudieron encontrar a su paso. Toda la información recabada fueron llevándola estos niños a las correspondientes fichas del estudio, centrando también su atención en el bosque de ribera o en la presencia de especies invasoras, caso de la pseudoacacia.

La jornada de estudio del río continuó en el centro ictológico, donde los guardas pudieron explicarles el trabajo que realizan en estas instalaciones. En ellas pudieron contemplar ayer tres anguilas, cogidas para su estudio y su posterior devolución al Ulla. Su presencia motivó interesantes explicaciones sobre el viaje que realizan estas especies desde el río hasta el mar. Los niños conocieron también el trabajo que se realiza en este centro con los salmones o las lampreas, además de ser advertidos sobre algunas especies invasoras y los efectos que pueden tener tanto para el cauce como para las especies autóctonas.

Las sesiones del programa Os ríos da Estrada, además de ahondar en el conocimiento de los ecosistemas fluviales, muestran a los escolares la relación entre el hombre y el río, analizando cómo el hombre lo altera a través de su actividad industrial o mediante el uso de fertilizantes que llegan las aguas, por ejemplo.

Después de la clase inaugural, estas aulas al aire libre continuarán esta mañana con los alumnos del colegio Nosa Señora de Lourdes. Por esta escuela pasarán todos los centros de A Estrada, incluyendo a alumnos de Secundaria. El río los recibirá a todos con los brazos abiertos, deseoso de ser descubierto y respetado.