El trasvase de vecinos desde los núcleos rurales a los cascos urbanos de los concellos de las comarcas lleva años produciéndose y las aldeas quedan cada vez más desiertas. A este fenómeno hay que sumar otro no menos relevante y no es otro que cientos de familias que hacen su vida en el rural cuenta con un piso en alguno de los principales cascos urbanos de Deza y Tabeirós-Montes. Inversión, una segunda residencia o buscar un hogar más cerca de donde se encuentran los principales servicios son algunos de los motivos para comprender esta casuística. Con todo, en unas comarcas con un extenso territorio, en las últimas décadas también se extendieron áreas periurbanas en las que principalmente se levantaron chalés o viviendas unifamiliares y, por eso, todavía existe un cierto equilibrio entre las familias que residen en bloques de pisos o las que prefieren una casa.
Solo Lalín y A Estrada rebasan el millar de residencias colectivas y los datos absolutos indican que buena parte de los ciudadanos de las comarcas mantiene un vínculo con el rural y, por legado familiar o por decidir hacer su vida alejados de los núcleos urbanos, la mayor parte reside en viviendas unifamilares. Es más, es que según los datos de la Dirección General de Catastro del pasado año prácticamente el 70% de los hogares residenciales dados de altas en la zona son unifamiliares. Es decir, de toda la población de las comarcas, solo tres de cada diez viviendas tienen un formato colectivo y, en consecuencia, están dispuestas en bloques de pisos.
El casco urbano de la capital dezana experimentó en los últimos tiempos una evolución que modificó su aspecto, con decenas y decenas de edificios nuevos. La fiebre constructora colocó a Lalín años atrás como la villa de su categoría con más viviendas vacías de España. También quedan deshabitadas, aunque por otros motivos, cientos de casas en el rural, aunque también hay que tener en consideración aquellos que buscan un inmueble de aldea para restaurar y vivir por el atractivo que tiene residir en el rural. En Lalín la proporción, atendiendo a los datos oficiales, es de un 35% de viviendas colectivas y el 65% restante, unifamiliares, para totalizar más de 3.700. En el caso de A Estrada, con una evolución semejante a la de la otra cabecera comarcal, la proporción es más ajustada y cuatro de cada diez hogares residenciales son colectivos. En total el censo se aproxima a los 3.000.
La diferencia en Trasdeza es más llamativa y solo el 25% de los inmuebles destinados a espacio residencial corresponden a viviendas colectivas. La proporción en Vila de Cruces es bastante semejante, con siete de cada diez viviendas de tipo unifamiliar.
A medida que reducimos el tamaño del municipio los bloques de pisos son muy poco representativos, hasta el punto que en Dozón Catastro no tiene constancia de ninguno y las 733 residencias son unifamilares. En Rodeiro son de este tipo nueve de cada diez y el 88% en el caso de Agolada. Por último, en Forcarei se produjo en los últimos tiempos una despoblación importante en el rural, hasta el punto que las casas se acercan ya solo al 60% del total de inmuebles. En Cerdedo la estadística es todavía más ajustada y no alcanza este promedio.
