El pasado ejercicio se cerró con un total de 466 accidentes laborales con baja en los nueve municipios de Deza y Tabeirós-Montes. Este balance supone un incremento de 77 siniestros respecto a los habidos en el mismo período del año anterior y si entonces no hubo incidencias con víctimas mortales, ahora han sido tres los trabajadores que han perdido la vida; dos de ellos en el término municipal lalinense y otro en Silleda. La incidencia en la siniestralidad suele estar relacionada a varios factores; por un lado una mayor actividad económica implica, en casos, que aumente este índice, pero también no conviene dejar de lado el cumplimiento de la normativa de seguridad y salud, si bien en la actualidad la legislación es muy exigente para la protección de los trabajadores.

El estrecho vínculo entre una mayor siniestralidad y el dinamismo económico se entiende desde el momento que, en las comarcas, diez años atrás, cuando la crisis económica todavía no había asomado, se cerró con un total de 973 siniestros con baja. Es decir, estos casi un millar son 507 más de los habidos en el pasado año. Por poner un ejemplo, solamente en Lalín en los doce meses de 2007 se produjeron hasta 405 accidentes, casi como todos los contabilizados en el último balance hecho público recientemente por el Instituto Galego de Estatística (IGE). Pues bien, si atendemos de nuevo al balance de siniestralidad del pasado ejercicio, la tipología de los mismos es semejante a la de 2016, si bien en términos absolutos son 77 más. Los graves se mueven en los mismos porcentajes, pero entonces ninguna de las 389 incidencias había tenido como resultado el fallecimiento de un trabajador. En un desglose por municipios hay que salientar que las dos cabeceras comarcales arrojan unos datos bastante semejantes, aunque en Lalín se han concentrado dos de las tres víctimas mortales. En la capital dezana, la estadística apunta a un total de 148 accidentes, de los que 138 fueron leves y ocho graves. En total son una treintena de siniestros más que los del año anterior. En A Estrada el cómputo absoluto se incrementa en 35 casos para totalizar 142, de los que 140 fueron accidentes leves y dos, de gravedad. En Silleda la accidentalidad se reduce en un año en una decena de casos y suma 67, de los que dos fueron graves y uno mortal. Vila de Cruces marca la misma tendencia que Lalín y A Estrada con una subida anual en las incidencias, que prácticamente se duplican al pasar de las 18 de hace ahora dos años a 33 en el pasado ejercicio, y solo dos fueron graves. En Rodeiro el balance ha sido de 22 siniestros, uno grave, y en total son cinco más en un año. En Agolada el cómputo total disminuye en ocho casos y contabiliza cinco, todos ellos de carácter leve. En Dozón, el municipio más pequeño de las comarcas, destaca el aumento de dos a una decena de siniestros. Una quincena de personas padecieron un accidente laboral en Forcarei y solo uno resultó herido grave. Un año antes la cifra fue de 16. Por último, en Cerdedo-Cotobade se contabilizan 24 siniestros, todos leves, tres a mayores en doce meses.

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