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La enemiga de los jardines con historia

El Pazo de Oca protege sus centenarias formaciones de la amenaza de la polilla del boj que sufre el municipio

Restos de hoja de boj afectada. // Bernabé/Cris M.V.

Puede llegar a medir cuatro centímetros y es una experta en el arte del camuflaje. A nada que se baje la guardia, es capaz de acabar en poco tiempo con siglos de vida del patrimonio natural que adorna parques y jardines. Su nombre científico la bautiza como cydalima perspectalis, si bien popularmente se la conoce como la oruga o la polilla del boj. A Estrada no escapa a su amenaza. En varios jardines del ámbito rural -en incluso en arbustos de terrazas del casco urbano- este insecto ha acampado para darse un auténtico festín.

Si existe en A Estrada un lugar en el que el boj sea protagonista, esos son los jardines del Pazo de Oca. El versalles gallego tiene kilómetros de este arbusto. Su famoso bojedal en torno a los estanques del conjunto palaciego tiene una antigüedad de unos 400 años, estimándose -según fuentes documentales- que su aparición es coetánea al proyecto de jardinería realizado con motivo de la transformación de la fortaleza en pazo. Los buxos llegan también a la Carreira do Conde -ejemplares también con varios siglos de antigüedad-, al Jardín Geométrico, a la zona de huerta o al Laberinto, todos ellos espacios emblemáticos del famoso vergel de Oca. Solo en el Paseo do los Tilos hay 200 de estos pequeños árboles, según concreta el jardinero Ignacio Valladares.

Los bojedales del pazo no han podido escapar a esta oruga, aunque la atención y cuidado que reciben permitieron que los daños hayan sido, afortunadamente, pocos. Valladares reconoce que hace cinco años un biólogo francés que visitó el jardín les alertó de la expansión que en Europa comenzaba a tener la cydalima perspectalis, un insecto procedente de Asia . "Si no se pone remedio pronto los daños pueden ser en poco tiempo irreversibles" apunta este jardinero. Señaló que este año la especie invasora llegó a este afamado jardín estradense. "En cuanto detectamos las primeras orugas en el jardín geométrico ya comenzamos con el tratamiento", explica. Quienes cuidan los jardines del Versalles Gallego estaban sobreaviso y vigilan constantemente los arbustos para evitar esta plaga.

En el mes de julio su presencia volvió a incrementarse y, de nuevo, se actuó a tiempo. Sobre el boj este insecto deja una especie de envoltura de seda, no muy diferente a una tela de araña. La zona en la que come adquiere un tacto pegajoso y sus excrementos también se pueden percibir con relativa facilidad. Ver a las orugas exige observar a conciencia porque su color, verde intenso como el de las hojas del boj, hace que tengan facilidad para pasar desapercibidas. Pero la amenaza está ahí y el despiste pasa factura.

"Cuando aparece la mariposa otra generación está llegando", incide Ignacio Valladares. Apunta que la oruga se parece bastante a la del repollo, pero con una tonalidad verde más intensa. Su "temporada alta" sería de mayo a noviembre, para emprender después un letargo invernal. Entre la primavera y el otoño realiza cuatro puestas. El proceso es rápido y su expansión también, ya que al ser un insecto volador esta polilla gana terreno con facilidad y devora todo el boj que se le ponga por delante, sin importarle los muchos años de historia que tenga este patrimonio natural, propio de jardines históricos y con un gran uso ornamental.

Comprobar su acción estremece. Las verdes hojas de este arbusto se desvanecen, quedando únicamente una tonalidad marrón que augura poco futuro al árbol. El vigoroso boj queda reducido a leña.

Sus efectos se conocen bien en diversos jardines particulares de A Estrada, donde este verano la polilla u oruga del boj hizo acto de presencia. Se apreciaron especialmente a partir del mes de julio, cuando se expansión estaba ya bastante avanzada. Explican desde algunas propiedades que expertos en la materia recomendaron un tratamiento específico, sugiriendo asimismo la posibilidad de colocar trampas para las mariposas, tratando e evitar el comienzo de un nuevo ciclo.

Hay también quien apunta a la posibilidad de que funcione lavar los arbustos, comprobándose que en zonas de boj más expuestas al riego la expansión es menor. En todo caso, la amenaza está latente, se desplaza con facilidad y es preciso no menospreciarla.

El jardín más famoso de toda A Estrada logró escapar, al menos de momento, a la voracidad de estas orugas, deseosas de saciar su apetito con las verdes hojas de boj, sin importarles demasiado sus años de historia.

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