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Avelino Souto Rozados: "Para manejar bien tienes que saber echarle pulsos a las vacas, porque son dominantes"

"Personalmente, para la competición me gustan los animales con nervio; lucen más en la pista y hacen mejor los concursos"

Avelino Souto durante su participación en la última edición de Feiradeza. // Bernabé/Javier Lalín

Es uno de los mejores en lo suyo, a tenor de la cantidad de trofeos que acumula como manejador de vacas. Avelino Souto Rozados ha ganado concursos de manejador en Galicia y en Europa, siendo en 2013 campeón continental de la modalidad, además de tres veces campeón absoluto de Feiradeza, un entorchado nacional y otro regional, "si no recuerdo mal", asegura. Souto volvió a demostrar su valía en la última edición de Feiradeza cumpliendo los pronósticos.

-¿Por qué se inició tan joven como manejador de vacas?

-Esto empezó como cuando todos los niños que vienen a Lalín y ven los 10, 12 o 15 manejadores que participan en todos los concursos, y les gusta. A mi me pasó algo parecido. En mi casa siempre hubo vacas, y como muchos ganaderos, mi padre siempre traía dos o tres becerras. Le cogí el gusto a salir en pista, y después me decidí a formarme. Hay una escuela de verano en Asturias, que está muy bien para cuando empiezas y quieres aprender. Me fui hasta allá, conocí a más gente y una cosa fue llevando a la otra. Hasta que en el 2013 el Club de Galicia me eligió para representar a España, fui campeón de Europa y ahí fue cuando ya lo tuve claro. Se puede decir que el 26 de octubre de 2013 fue el día en el que supe que esto no se me daba mal.

-¿Qué cualidades hay que tener para ser un buen manejador?

-La categoría de manejador es una parte de los concursos. Quiero decir que puedes ser bueno manejando, pero flojeas en otras cosas. Se puede dar el caso de gente que es buena preparando, y no tanto manejando. Ahí, claro que influye la forma de ser de cada uno. Pasa lo mismo que con la gente que vale para hablar en público, y otra que no tanto. Para manejar lo primero que te hace falta es conocer muy bien a las vacas, y saber reaccionar ante ellas y saber, también, echarle pulsos porque, al final, las vacas son animales de jerarquía y dominantes. Por fuerza pueden con cualquiera por muy domadas que estén, lo que nunca debes permitir que una vaca te gane territorio. Si te gana una pelea, cueste lo cueste intentará ganarlas todas a partir de ese momento porque, ya digo, son animales de jerarquía. Es importante que en los primeros quites no se te escape nunca el animal, ni que tampoco pueda contigo.

-Sorprende lo que dice, porque siempre se asocia a la vaca con la mansedumbre y la docilidad.

-Una vez que las domas, sí. Por ejemplo, una vaca que esté domada conmigo la coge otra persona, si ve que flaquea o que tiene miedo, lo va dominar. Es importante, también, tener algo de fuerza, aunque no es imprescindible como se puede ver con mi cuerpo. Tampoco está mal tener algo de agilidad para ser manejador porque, a veces, los movimientos del animal son imprevisibles. Y, por último, también es bueno saber lucirse en pista. Cuando compites en Europa tienes que ser un poco pillo, pero nada más.

-¿Hasta qué punto se puede decir que una vaca nunca termina siendo domada totalmente?

-Ellas te respetan, pero incluso las nuestras de las concursos domadas, muchas veces te echan pulsos porque son animales jerárquicos que nunca dejan de serlo.

-¿Cómo hizo entonces en Italia para ser campeón de Europa con animales que no conocía?

-En Italia se hace un concurso de ámbito europeo todos los años, al igual que otro en Bélgica. En el que fui yo son todo vacas italianas, donde meten en dos urnas a las más grandes y, también, a las más pequeñas, en función de tu altura porque tienes que decir el tamaño que tienes para poder competir. Las que nos dieron allí venían todas domadas, aunque te dejan muy poco contacto con los animales antes de que empiece la competición. Llegas, tienes unas horas determinadas para domarla, al día siguiente te dan una hora y media para prepararla, e inmediatamente pasas al concurso. Por esto digo que influye un poco el número que saques en la urna, y el animal que te toque.

-¿Alguna vez se le resistió un animal a la hora de domarlo?

-Al final, lo consigues con todas. Sí es cierto que el año que fui a Bélgica al concurso europeo, conseguimos sacar el segundo mejor equipo de Europa y Canadá, pero en el concurso de manejadores no pude hacer nada porque tenía un animal muy nervioso, que no marchaba y no era capaz de colocar patas, ni de hacer nada con ella.

-¿Cuánto tarda en saber si la vaca que tiene delante es buena?

-En cinco minutos ya te puedes dar cuenta. La forma de reaccionar, su mirada o cómo responde te dice si se trata de una vaca nerviosa o todo lo contrario. Las vacas nerviosas para los manejadores son un problema, pero a mí personalmente para los concursos me gustan las vacas con nervio. Son las que lucen más en la pista y hacen mejor los concursos. En el concurso para la vaca más guapa, las que tienen genio suelen partir con ventaja.

-¿En el día a día, también hay que tener mano izquierda?

-Date cuenta de que hablamos de animales muy intuitivos. Al final, lo que aprendes con el tiempo es saber adquirir rutinas o pautas. A veces, ves cosas que antes te asustaban y ahora no. Se trata de no dejar de observarlas. Incluso intentan engañarte cuando están enfermas disimulando que lo están. Simplemente viéndole las orejas ya sabes si van a enfermar. Nunca embisten, claro. La que ganó este año, siendo joven jugaba mucho conmigo.

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