Esta semana el grupo de gobierno realizó un balance de recaudación del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) urbano y destacó que con la rebaja del tipo impositivo aplicada a este año se enlazaban dos consecutivos con un ahorro del 17% en el importe de los recibos a los contribuyentes. Esta merma de ingresos de 2016 a 2017 se cifró en 480.000 euros tras avanzar que se pasarán al cobro un total de 22.639 recibos; 129 menos que en anterior ejercicio. Los cálculos del gobierno son certeros, aunque también es verdad que la rebaja en la contribución pudo haber sido mayor en 2016 si el tipo impositivo se colocase en el 0,4% actual y no en el 0,46 aprobado, una vez que el decreto del Gobierno central que permitía elevarlo hasta el 0,5 quedase sin efecto después de haber sido aplicado los tres anteriores. De hecho, fue necesario lleva a cabo una modificación de la ordenanza, que, en caso contrario, quedaría como antes de que entrase en vigor un decreto estatal impulsado para beneficiar a los ayuntamientos y que incrementasen sus ingresos de contribución y paliar la caída de transferencias de otros tributos y tasas debido a la crisis económica. Es decir, el Estado optó por trasladar al ciudadano una mayor carga impositiva para compensar lo que los ayuntamientos perdían de tributos otrora con tanto peso como el de construcciones y obras. Con todo, la recaudación en estos dos años bajó en algo menos de 100.000 euros.

Los datos aportados esta semana por el gobierno municipal indican que para este año, con el tipo impositivo al 0,4, los ingresos estarán, aunque un poco por encima ahora, en niveles semejantes a los de 2011. El tope de recaudación durante los últimos veinte años se logró en 2013, cuando la contribución urbana dejó en las arcas municipales más de 3,7 millones de euros y con un volumen de recibos, que no exactamente de contribuyentes, semejante al que se prevé haya en este ejercicio. Para este año las transferencias que dejan los contribuyentes por sus propiedades urbanas caerá levemente de los tres millones después de cuatro consecutivos en los que se rebasó con creces esta cuantía.

Si echamos la vista atrás y observamos los datos de recaudación de la contribución que dejaron las liquidaciones presupuestarias hay que destacar que el importe medio de los recibos se disparó en un 126%. Si hace ahora justo 20 años la contribución urbana de los lalinenses aportó a su ayuntamiento 651.034 euros, ahora esta cantidad se multiplica por cuatro. No obstante, hay que tener en cuenta la evolución y el crecimiento experimentado por este municipio en este tiempo y prueba de ello es la diferencia de recibos que se pasaron al cobro. Ahora son más o menos el doble que entonces. Esto debe atribuirse sin duda a dos motivos; por un lado el despegue urbanístico y por otro a la aprobación de la nueva ponencia de valores, en 2004, con la que se dieron de alta muchos bienes. Si para este año el importe medio de los recibos está en 131 euros, hace dos décadas era de 58. Esta tendencia se mantuvo hasta que, como apuntamos con anterioridad, el Concello aprobó en 2003 la nueva ponencia, con efectos del año siguiente. Este salto de ingresos es clarificador si analizamos los años 2003, 2004 y 2005. En el primero de estos cursos se pasaron al cobro 12.195 recibos que, a su vez, reportaron a las arcas municipales ni siquiera un millón de euros. Doce meses después, y con 14.000 recibos más, las transferencias se incrementaron ya hasta el millón y medio. Un dato que llama la atención es el descenso en el número de notificaciones pasadas al cobro al año siguiente, bajando de las casi 27.000 de 2004 a cerca de 20.000 doce meses después. Precisamente cuando se aprobó la nueva ponencia se decidió que el tipo impositivo bajase cada año una décima y que desde el 0,5 se situase en el 0,4; porcentaje que está en vigor en la actualidad y también el vigente antes de que el decreto Montoro permitiese al anterior gobierno municipal subirlo para generar más recursos económicos con el principal impuesto directo que tienen los ayuntamientos para financiarse.

En la actualidad Lalín es uno de los concellos de primera categoría con el menor tipo impositivo en el IBI de urbana ; es decir, ninguno lo tiene por debajo. El problema es que la ponencia de hace más de una década quizá no fue demasiado ajustada a los valores reales y en ocasiones ahora hay inmuebles residenciales cuya valoración catastral apenas difiere mucho de la de mercado.

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