Decepción, crispación e incluso angustia reinan estos días en el seno de la comunidad educativa del IES Manuel García Barros de A Estrada. Ayer, la crispación volvió a ganar enteros. Entre los profesores, por las declaraciones del delegado del Gobierno, Santiago Villanueva, restringiendo al ámbito escolar las consecuencias del 'hackeo" y opinando que el castigo que podrían recibir los estudiantes implicados podría resolverse dentro del ámbito educativo. Y entre los alumnos y los padres de los estudiantes que se sienten ajenos a lo ocurrido por suspensos inesperados y por la suspensión del acto de despedida de segundo de Bachillerato, inicialmente previsto para esta noche en el Teatro Principal pero que el claustro de profesores decidió el miércoles en sesión extraordinaria no organizar, tal y como consta en la propia web del centro. Ayer acudieron al instituto progenitores y alumnos visiblemente nerviosos por ambas circunstancias. Pero los ruegos para que los docentes diesen marcha atrás en ese acuerdo no surtieron efecto. La dirección -que, como los demás docentes, sigue a rajatabla las instrucciones de mutismo marcadas por la Xunta- les dejó claro que ante la decisión colegiada del claustro no hay rectificación posible. Y, mientras que grupos de alumnos barajaban la posibilidad de organizar un acto de graduación alternativo, los responsables de Ocionautas, Annie Sánchez y Alonso de la Cantera, salían a la palestra para defender a los jóvenes, pedir una "reacción proporcionada" por parte de los adultos y reclamar que "no paguen justos por pecadores".

Los profesores, que sienten se ha violentado su intimidad, están profundamente dolidos y "decepcionados" por lo ocurrido, naturalmente con los directamente implicados en el 'hackeo' pero también con los que también lo estuvieron indirectamente, al beneficiarse de él o conocerlo y no alertar a tiempo de lo que estaba ocurriendo. Algunos, que incluso felicitaron a los alumnos y a los padres por la mejoría en los recientes resultados académicos, sienten que su confianza se ha visto traicionada. En cuanto al hackeo, hay expedientes en curso en el ámbito educativo y una investigación de la Benemérita en marcha y los docentes no entienden que el delegado del Gobierno se pronuncie al respecto. Abogan por que todo siga siendo "confidencial" y, aunque personalmente no quieren perjudicar a nadie, entienden que autoridades educativas y policiales deben realizar su labor con tranquilidad y rigor. Por eso, se quejaron a la Xunta de las declaraciones de Villanueva.

Entre los padres, hay quien entiende a los profesores, quien coincide con Villanueva y quien entiende que el enfado de algunos docentes se está traduciendo en los suspensos que, inesperadamente, recibieron sus hijos. Algunos estudiantes rechazan celebrar un acto de despedida alternativo para no enfadar más a unos docentes que tendrán que volver a evaluarles. Alguna familia se lamenta de que los suspensos impidan a sus hijos afrontar ya la Selectividad y lo ligan con el temor de los docentes a que, al haber "rulado exámenes", los alumnos suspendan. Pero, a la par, creen que los docentes no pueden "ponerse a la altura de los chiquillos".

Coinciden Sánchez y De la Cantera. Conocen bien a los jóvenes estradenses, al estar al frente del Centro Juvenil La Estación. Creen que "el castigo" tiene que ser acorde a la falta y que "no se puede sobrecastigar". Sobre las consecuencias legales del 'hackeo' no tienen nada que decir. Pero moralmente, le piden a los docentes empatía y que "hagan memoria de quienes fueron". "Todos callaríamos por proteger a nuestro amigo. Es normal que el sentimiento de grupo sea más fuerte que la responsabilidad de cara al instituto. Si queremos que sean mejores, tenemos que tratarlos mejor de lo que nos trataron a nosotros", apunta Sánchez, pidiendo que se les permita graduarse.