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Carla Fernández Couso: "Quiero repetir porque es gente muy agradecida"

"Si los gobiernos no cambian de actitud, los refugiados estarán allá mucho tiempo"

Carla Fernández, ayer, en su charla a los alumnos del CEIP Vicente Arias de la Maza. // Bernabé/Javier Lalín

Los colegios de Vilatuxe y Cercio de Lalín, y el de O Carballiño acogieron ayer una serie de charlas de la cooperante lalinense Carla Fernández Couso. La joven dezana explicó a los alumnos de todos estos centros su reciente experiencia en un campo de refugiados griego y, además, interpretó al piano la música compuesta para un cuento sobre el asunto titulado Los zapatos de Mar realizado por una amiga de esta dezana.

-¿Cómo resultó su experiencia como cooperante en Grecia?

-La verdad es que fue algo duro, por un lado, y gratificante porque ayudas mucho a toda esa gente que te encuentras en el campamento. En el tiempo que estuvo yo allí había mucho trabajo en el almacén seleccionando ropa y repartir la comida entre todos ellos. Además, hacíamos actividades para los niños que estaban allí con sus familias dentro del campamento como clases de música o prácticas deportivas, que estaban orientadas a que esos niños pudiesen matar el tiempo durante su estancia en un campo como el griego. Yo estuve trabajando con la oenegé Olvidados que tiene su sede en Madrid.

-¿Cómo entró en contacto con la onegé madrileña que la llevó hasta el campamento de Grecia?

-A través de las redes sociales y de internet, donde hay alguna página que te facilita toda la información que necesites sobre quiénes son las oenegés y cómo tienes que hacer para unirte a ellos en la tarea de ayudar a los refugiados que están llegando a Europa. Yo estuve allí en el mes de agosto pasado, que fue cuando me apareció la posibilidad de participar como cooperante en la oenegé Olvidados. Este mes vuelvo a ir al mismo campo en el que estuve, que le llaman Filippiada, y que está a unas seis horas de la ciudad de Atenas por carretera.

-¿Con qué refugiados tuvo que trabajar este verano en Grecia?

-El campo de Filippiada tiene 400 personas, de las que la mitad son niños. Yo estuve con los pequeños y, como decía, echando una mano en el trabajo que había que hacer en el almacén.

-¿Por qué quiere repetir la experiencia regresando ahora al campo de refugiados de Filippiada?

-Si quiero repetir es por toda la gente que conoces en un lugar como aquel. Se trata de gente muy agradecida y que te acogen muy bien desde el primer momento en que llegas allí. Desde luego, es impresionante ver cómo te reciben cuando llegas desde tan lejos y saben que eres una cooperante.

-¿Qué fue lo peor que vio o experimentó durante su estancia en tierras griegas?

-Lo peor de este tipo de experiencias es que sabes que ellos van a seguir allí mientras tú vuelves a tu casa y a tu vida acomodada. Esa es una de las grandes razones por las que todos los que pasan por lo mismo que yo siempre piensan en quedar allí cuando llega la hora de volver. Nos pasó a todos los que compartimos la experiencia este verano en Grecia, que cuando volvíamos pensamos ya en regresar porque es inevitable pensar en lo mal que lo está pasando esa gente cuando tú estás de vuelta aquí.

-¿Piensa que el problema de los refugiados tiene solución?

-Pienso que si los gobiernos no cambian de actitud, los refugiados van a tener que estar bastante tiempo en Grecia. De todas formas, tengo que decir que ellos no se quejaban demasiado y se mostraban bastante apáticos. Recuerdo que los niños siempre estaban riendo. Allí había sirios, afganos y un palestino. La gran mayoría procedían de Siria y están intentando entrar en Europa porque muchos de ellos tienen familia asentada en lugares como Alemania. Ahora iré a hacer lo mismo, y en mi familia están muy contentos de que vuelva allí.

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