La productividad del monte, en estos momentos de crisis económica, está empezando a cuestionarse y muchos técnicos agrícolas, consideran que esta riqueza, que gestionan las comunidades en mancomún dirigidas por vecinos, podían generar más beneficios explotando nuevas iniciativas. En estos momentos, por ejemplo, se vive un gran debate en Moaña en torno al acierto o no de la Comunidad de Montes al anular un convenio que mantenía desde hace diez años con la Agrupación de Empresarios para construir un polígono industrial en la zona comunal de Cruz da Maceira. Esta pasada semana han retomado los contactos para intentar una solución de consenso, antes de acabar en la vía judicial, con una propuesta alternativa de ubicación que han planteado los comuneros. En Moaña hay más de 1.800 hectáreas de monte que sacan rentabilidad, mayoritariamente, de la venta de eucalipto y pino.

Sin embargo una empresa de ingeniería agro-forestal Eixo Rural, con sede en A Estrada, está trabajando en un proyecto para introducir el cultivo de bambú en Galicia y ya ha establecido contactos con alguna comunidad de montes de la zona del interior. La empresa extranjera a la que representan busca grandes superficies que solo pueden ofrecer estas comunidades. La iniciativa de esta empresa, integrada por Alfredo Loureiro, José Torrado y Marisé García fue a raíz de los contactos del primero de ellos, que trabajaba en una empresa de madera, con esta firma de la que Alfredo Loureiro solo asegura que es de origen americano aunque está introducida en Europa con clientes en Italia.

El cultivo de bambú, considerada como la madera del futuro, en el monte sería algo novedoso, de hecho, dice que solo tiene constancia de una plantación industrial en España, en concreto en Valencia, que ha empezado de forma experimental, para la producción, mayoritariamente, de pallets para calderas de biomasa, entre otros usos ya que el bambú también puede tener un destino para alimentación y textil.

Alfredo Loureiro asegura que Galicia reúne las condiciones para el cultivo de esta planta,porque el frío no es extremo y el suelo no es arcilloso. El mercado a nivel mundial del bambú está valorado en 10 billones de dólares y se prevé que aumente a 20 en 2015.

Respecto a las condiciones económicas, Loureiro señala que en el contrato la empresa garantiza la compra de todo el bambú plantado, pero para ello exige un mínimo de 100 hectáreas. El contrato marco son 25 euros por tonelada en fase seca y 18 euros/tonelada recién cortado. La inversión por hectárea la estima en unos 5.000 euros. Añade que lo más caro en este caso son las plantas, que las proporciona la empresa y deja claro que son invasivas. Una hectárea podría albergar, según este técnico, entre 1.000 y 3.000 plantas. El cultivo deberá de permanecer un año sin cortar. A partir del cuarto y durante los siguientes 25-30 años de vida útil de la planta, todos los años se podría recolectar. Según este técnico la rentabilidad del bambú triplica a la del eucalipto.

Los comuneros consultados son escépticos respecto a la posibilidad de que se introduzca esta planta en el monte ya que aseguran que está catalogada como invasora por la Xunta "y la caña es difícil de erradicar de la tierra. Se le tiene pánico", dice uno de ellos. Respecto a la rentabilidad del monte, aseguran que la principal fuente de ingresos que tienen las comunidades, en elc aso de Moaña, es por la venta de la madera y alquileres. En el caso de Domaio recibe dinero por la ubicación de las antenas de televisión y en el de Meira por la nave de A Borna. En cuanto a los ingresos por la ubicación de un polígono, como el de Moaña, dicen que es un recurso que no se contempla en las comunidades de montes. Por la venta de madera, reconocen que la crisis económica ha reducido los precios y así la tonelada de eucalipto para celulosa se está pagando a 39 euros y la del pino, tanto para aserradero como para aglomerados, a 30 euros/tn, cuando en los buenos tiempos el precio era de 55.