Las playas de A Concha-Compostela en Vilagarcía, de A Lanzada en O Grove y O Vao en A Illa de Arousa dejaban imágenes realmente virginales e insólitas para un espléndido día de primavera en el que se registraron temperaturas de más de 20 grados en las horas centrales del día, lo que en condiciones normales significaría verlas abarrotadas de bañistas.

Son solo tres ejemplos de los arenales más concurridos de O Salnés, aunque la prohibición de tomar el sol a la orilla del mar también afecta a las numerosas calas de la costa arousana o al hermosísimo islote de Areoso que en esta ocasión por obra y gracia del coronavirus queda protegido de visitas indeseadas que estaban provocando un avance en su deterioro.

La estampa del litoral totalmente despoblado no deja de ser sorprendente aunque a muchos deje con los dientes largos al ver que no pueden desdoblar sus encartadas toallas porque está prohibido por decreto acudir a las mismas tras el confinamiento.

Las fuerzas de seguridad vigilan con lupa cualquier intento de giro de los vehículos a las playas e incluso han llamado la atención a alguna bañista que a orillas del mar trató de burlar la prohibición, ocultándose como pudo en lo más recóndito del arenal.

Porque la tentación de bajar a la playa es mucha, igual que las ganas de esos primeros rayos de sol, la del sonido de las olas, las propiedades del agua marina, el relax del caminar sobre la arena....

Todo eso que muchos ansían, tanto si son vecinos de la comarca como otros tantos o más que hasta ahora estaban pendientes del tiempo para llenar el maletero con cosas para el fin de semana.

Se vio hace 15 días, en el fin de semana que abrió la cuarentena del Covid-19, en la que las playas de O Salnés comenzaban a llenarse de turistas que escapaban del virus que ya en aquellos tiempo arrasaba vidas de madrileños. Este año tardará en saberse si sobre las paradisíacas playas de O Salnés volverán a ondear las banderas azules que tanto prestigio les daban pero que de momento, si vuelven a arriarse, deberían hacerlo a media asta.