La alerta naranja se ha hecho notar de manera furibunda a su paso por la comarca arousana. Las zonas inundadas se multiplicaron por doquier en prácticamente todos los ayuntamientos. Ninguno se salvó de las molestias ocasionadas por la acumulación de agua ante las fuertes precipitaciones caídas desde el mediodía hasta las 17.00 horas, como momentos de mayor intensidad.

En Vilagarcía las incidencias fueron una constante durante más de cinco horas. Algunas incluso ya sirvieron de anticipo para lo que estaría por venir. Tal es así que alrededor de las 4.00 de la madrugada la acción del viento arrastró unos bloques sobre que tapiaban las ventanas de la antigua fábrica Atlántica para acumularse sobre el vial de O Preguntoiro en Vilaxoán. De derrumbes también supieron en la calle O Souto, en la parroquia de Cornazo, donde toda la pared lateral de una nave industrial se vino literalmente abajo por la acción de la fuerza y el viento.

Desde las 12.00 horas los servicios de emergencias de la localidad tuvieron que multiplicar sus labores ante el desbordamiento generalizado en todas las calles. Las principales bolsas de agua se concentraron en arterias principales como toda la extensión de la Avenida Rosalía de Castro, con la rotonda de O Ramal como uno de los puntos más conflictivos. Tampoco se salvaron Conde Vallellano, Matosinhos o zonas peatonales como A Baldosa y Rey Daviña, otro de los lugares que siempre sirven de termómetro de la intensidad de las precipitaciones.

Arquetas desbordadas, inundaciones en bajos y garajes y desprendimientos de menor índole también ocuparon la frenética jornada de los servicios de Bomberos y de Emergencias y Protección Civil. Hubo incluso caídas de árboles en la zona de Os Petroglifos de Bamio, en la Rúa do Pazo en Rubiáns y también en el barrio de Guillán.

Otro de los puntos conflictivos en lo que a bolsas de agua se refiere es el acceso hacia el barrio de A Torre, concretamente en el túnel bajo el paso del vial ferroviario, lugar que a mediodía era uno de los que mayor calado presentaba en toda la ciudad.

El tránsito de los vehículos aumentó la sensación de caos en las horas centrales del día, especialmente coincidiendo con la salida de los colegios. Especialmente afectados estaban los colegios de A Lomba y Arealonga cuyos accesos estaban totalmente anegados. La estampa de estudiantes tratando de salir del centro desplazándose a través de la verja que delimita el centro fue lo suficientemente explícita a la hora de plasmar lo anormal de las precipitaciones.

El propio alcalde Alberto Varela, acompañado de la concejala Tania García, recorrió durante la tarde el centro urbano para charlar sobre las incidencias con comerciantes del lugar e interesarse por los daños ocasionados ante la incontrolable densidad de agua.

En Vilanova se registraron inundaciones en la calle principal del casco urbano, la González Besada, que discurre por delante de la casa consistorial. También hubo anegamientos de consideración en la carretera PO-302, frente a la iglesia de Caleiro, en bajos, acudiendo también los voluntarios de Protección Civil a una vivienda de San Miguel de Deiro, y los bomberos a un local de O Bornal, en As Sinas.

En Cambados se produjeron inundaciones en la franja litoral del casco urbano y en el cruce de las avenidas de Vilagarcía y O Salnés. Los momentos más complicados se vivieron entre las 13.30 y las 14.00 horas, formándose balsas de agua de entidad tanto en la Praza do Concello como en la Ribeira de Fefiñáns.

Volvieron a producirse anegamientos a partir de las 16.00 horas. En el casco urbano, los puntos más conflictivos fueron la avenida de Galicia, en las proximidades de la plaza de abastos, el entorno del Ayuntamiento y O Pombal. A las afueras, hubo problemas en A Cabana, así como en puntos de las parroquias de Oubiña y Corvillón.

El propio edificio del Concello de A Illa también se vio afectado. El canalón de su tejado se desprendió por el efecto del viento al igual que varios trozos de su cubierta. La acción de los bomberos se centró en retirar las partes desprendidas y apuntalar las restantes con sacos de arena para evitar más incidentes.

O Grove tampoco fue ajeno a las riadas. Especialmente llamativas resultaron las formadas en Monte da Vila, de tal forma que las escorrentías arrastran agua, piedras y barro desde las obras del Auditorio Municipal Escuela de Música hacia el centro de la villa y la zona portuaria, introduciéndose de lleno en la peatonalizada calle Castelao.

También se registraron importantes complicaciones a causa de las inundaciones en el entorno de Terra de Porto y Rons, donde fue preciso cortar la circulación en varias calles y se produjeron grandes problemas cuando los operarios salieron de las fábricas a la hora del almuerzo. Asimismo, las bolsas de agua, como sucede cada vez que llueve con cierta intensidad, se repitieron en San Vicente, y de manera muy especial en el entorno de As Bizocas.

El alcalde, José Cacabelos, indica que "hacía años que no se recordaba en O Grove una tromba de agua como ésta. Las tuberías de recogida de pluviales funcionan al cien por ciento, aunque no pueden absorber ya más agua".