El Concello de O Grove y la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), dos de los principales pilares del proyecto de recuperación del chorlitejo patinegro ( Charadrius alexandrinus) que se lleva a cabo en Galicia, confirman el nacimiento de los primeros pollos de la especie en la presente temporada de cría. Pero también que están amenazados, ya que a pesar de las prohibiciones aún queda gente que lleva sus perros al emblemático arenal de A Lanzada.

Este espacio de la Reserva Ornitológica de O Grove está señalizado e incluso balizado para impedir que los usuarios destrocen los nidos o que depredadores como los perros devoren los polluelos. Pero son muchos los que desatienden la prohibición de acercarlos a esa arena en la que cría el chorlitejo, conocido en Galicia como "píllara das dunas", declarada Ave del Año en España.

Es por ello que el Concello, a través de su Proyecto de Inversión Ornitológica (PIO), no solo informa de que han nacido los seis primeros pollos, que "ya corretean por la arena de la playa vigilados por sus padres", sino que también denuncia que, "a pesar de los innumerables carteles que prohíben la presencia de perros en la arena y de las continuas llamadas de atención a sus dueños, todavía hay canes corriendo por la orilla", con la amenaza que supone para la preservación de un pájaro tan amenazado como el chorlitejo.

Administración local y ecologistas esgrimen que tanto los voluntarios del grupo de acción de SEO en Pontevedra como los agentes medioambientales de la Xunta e incluso los del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil tratan de evitar esa presencia de perros en las zonas de crías. Pero ni siquiera esto parece suficiente. "Y eso a pesar de que muy cerca hay un arenal especialmente recomendado y habilitado para las mascotas", apuntan desde la concejalía grovense de Medio Ambiente, a través del PIO.

Es por ello que los gestores del plan de recuperación del chorlitejo impulsado en su día por la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta hacen un nuevo llamamiento a la colaboración y critican "que aún quede gente incívica y egoísta" que sigue llevando los perros a las pocas playas en las que aún cría la "píllara".

Playas, por cierto, como la de Corrubedo, en el municipio arousano de Ribeira, donde el mes pasado fueron recuperados dos huevos de chorlitejo que estaban a punto de desaparecer a causa de la pleamar.

Fueron trasladados para su incubación al Centro de Recuperación de Fauna Salvaje del municipio coruñés de Oleiros, donde finalmente eclosionaron.

Se trata de los dos primeros ejemplares de "píllara" de este año 2019 en ese centro, donde también en 2018 eclosionaron cuatro huevos encontrados en las playas de Esmelle y Doniños, en Ferrol.

Hay que recordar que en abril de 2012 la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras publicaba en el Diario Oficial de Galicia (DOG) los planes de recuperación o conservación del galápago europeo ( Emys orbicularis), catalogado como "estrictamente protegido" en el Convenio de Berna (1979) de "Conservación de la Vida Silvestre y del Medio Natural de Europa"; el escribano palustre ( Emberiza schoeniclus subsp. lusitanicua Steinbacher), cuyas poblaciones se limitan a una docena de humedales costeros de las provincias de A Coruña y Pontevedra, como los carrizales del Ulla y el estuario de Corrubedo; y del chorlitejo patinegro, que figura en Galicia con la categoría de "vulnerable", de ahí su plan de "conservación".

Se trataba así de "garantizar la conservación de las especies que viven en estado silvestre en el territorio gallego y de sus hábitats, así como establecer medidas que preserven y restablezcan sus poblaciones naturales", indican desde la Xunta.

Aquellos programas se hacían acompañar de informes sobre el estado de las poblaciones de cada especie, recomendaciones científicas de conservación y alusiones a las figuras de protección que pesan sobre las mismas.

En el caso concreto de la "píllara" el objetivo marcado inicialmente era lograr, al menos, 250 parejas reproductoras, después de que en 2008 se censaran 81 en una playa de la provincia de Lugo, dieciséis arenales de la provincia de A Coruña y tres en la de Pontevedra.

Fue de este modo cómo se tomaron medidas para proteger las áreas de cría e invernada y para incrementar el éxito reproductivo de la especie. El establecimiento de zonas de exclusión, los jaulones que se colocan sobre los nidos para evitar el paso de depredadores, las campañas informativas a pie de playa o la prohibición de ciertas prácticas deportivas en las zonas de nidificación son solo algunos ejemplos.

Lo que se planteó entonces, y en ello se sigue trabajando, fue "proteger las áreas de cría e invernada; incrementar el éxito reproductivo; y establecer los recursos necesarios para la protección de la especie y y sus hábitats a largo plazo".