Alejandro Roche tiene 28 años y trabaja en un cocedero. El sábado, fue el primer vecino que echó una mano a la pareja del detenido en la calle Almirante Fontán. Al percatarse de lo que sucedía en el último piso del inmueble, bajó a la calle, y desde allí gritó en dirección al apartamento de estos, increpando al hombre. Gracias a eso, el después detenido se acercó al balcón, y la mujer aprovechó para huir del piso. En las escaleras recibió la ayuda de otro joven, de 25 años, que la acompañó al exterior del inmueble. Una vez fuera, este último joven y Roche bloquearon la puerta del edificio para que el presunto agresor no pudiese salir. Ahora, cuenta que no siente que haya hecho nada extraordinario, sino tan solo lo que le enseñaron en casa desde niño.

-El presunto agresor ha quedado en libertad, aunque se le han impuesto medidas cautelares. ¿Qué opina?

-Es el mundo en el que vivimos. Yo no puedo decir que le levantase la mano a la mujer, porque no lo vi, pero sí que sé lo que oí. Y oí como tiraba la puerta abajo, como insultaba a la mujer y como ella pedía ayuda. Me indigna que un hombre así esté en la calle.

-Han pasado dos días desde el altercado. Ha tenido tiempo para pensarlo en frío y hablarlo con su familia. ¿Volvería a hacerlo?

-Sin dudarlo. No soy un héroe ni nada de eso, pero volvería a hacerlo. Yo si veo que alguien está en apuros, ya sea una mujer, un hombre o un niño, si puedo ayudarle, le ayudo. Es la educación que me dieron desde pequeñito.

-¿Tiene miedo de que el investigado puede intentar pagarlas con usted o con su familia?

-Mi familia tiene miedo, normal. Pero yo no. Espero que ese hombre respete la orden del juez y que no se acerque por el apartamento. No debería causar más problemas.

-Se hacen muchas campañas públicas en contra de la violencia de género, y es un aspecto que se trabaja mucho en los colegios. ¿Es suficiente lo que hace la sociedad para terminar con esta lacra?

-Yo creo que no. Porque por un lado la gente puede hacer lo mismo que hicimos nosotros el sábado, ayudar a una mujer que está en apuros. Pero después resulta que viene un juez y deja fuera al agresor. Así claro que no vamos adelante. Si las fuerzas del Estado no protegen más a las mujeres esto seguirá estancando. Un hombre que hace lo que hizo este el sábado tendría que estar en la cárcel. Y después, la Policía el sábado llegó tardísimo.

-¿Le defraudaría la víctima si pasado un tiempo decide rehacer su relación con el investigado?

-Pues sí, porque di la cara por ella. En un momento me dijo que no sabía como darme las gracias, y yo le respondí que lo que tenía que hacer era denunciar. Ella, y todas las mujeres que estén en esa misma situación deberían denunciar.