El hombre acusado de protagonizar el sábado por la noche en Vilaxoán un presunto caso de violencia machista contra su pareja ha quedado en libertad tras declarar en el Juzgado. Pero se le han impuesto medidas cautelares de protección de la víctima, de modo que no podrá comunicarse ni acercarse a ella. Se le imputa un delito de violencia de género.

El hombre fue conducido por agentes de la Policía Nacional al Juzgado pasadas las 14.30 horas. Eran las cinco cuando el gabinete del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) hizo público el dictamen de la juez que asumió las diligencias. La Policía Local no tiene constancia de que el presunto agresor, A.R.E., de 50 años, estuviese implicado con anterioridad en otros episodios de violencia doméstica.

Los hechos sucedieron el sábado por la noche, y la intervención de los vecinos evitó que pudiese consumarse una agresión grave. En el vecindario explican que la pareja no es oriunda de Vilaxoán, y que se mudó al apartamento de la calle Almirante Fontán sobre las Navidades pasadas. Un residente en el edificio afirma que no tenían demasiado trato con los demás vecinos, y que en más de una ocasión habían reñido a gritos.

Según el relato de la Policía Local, el investigado llegó a casa sobre las 22.00 horas, pero su pareja no le dejó pasar porque al parecer estaba bebido. Él se habría quedado dormido en el rellano durante una hora, y al despertar empezó a increpar a la mujer y a exigirle que le abriese la puerta.

Según manifestaron los testigos a la patrulla policial, el investigado empezó a golpear la puerta con tal ímpetu que la forzó y entró en la vivienda. Allí, siempre según la versión oficial, acorraló a su víctima y habría llegado a agredirla mientras no paraba de insultarla y gritar.

Fue entonces cuando intervino uno de los residentes en el inmueble. Este bajó a la calle y llamó la atención del hombre para que se asomase al balcón. En ese momento, la víctima aprovechó para salir del piso, y recibió la ayuda de otro joven, que la acompañó hacia la salida del inmueble.

Una vez fuera, los dos jóvenes bloquearon la puerta de la entrada para evitar que el presunto agresor saliese a la calle.

Según el parte de la Policía Local, cuando llegó la patrulla el hombre no desistió de su actitud y aún hizo ademán de abalanzarse de nuevo sobre su pareja, hasta el extremo de que los agentes tuvieron que reducirle en el suelo. El detenido mantuvo su actitud violenta incluso en el centro de salud.