José Antonio Prieto Fernández, el vecino de Ourense de 60 años de edad que, presuntamente, intentó matar a su expareja en la villa de O Grove asestándole dos disparos, podría pasar a disposición judicial esta misma semana.

En cuanto reciba el alta médica será trasladado ante el juez desde el hospital Álvaro Cunqueiro, de Vigo, en el que permaneció ingresado desde que se produjo aquel suceso, el 5 de diciembre, pues hay que recordar que, supuestamente, habría intentado suicidarse disparándose con la misma arma del calibre 22 que habría usado para intentar matar a Eva María A.F.

Permaneció un mes en coma inducido y despertó hace un par de semanas; todo indica que sin sufrir daños cerebrales de consideración y siendo consciente de lo que ha sucedido.

Después de unos días de espera en los que incluso quiso comunicarse con su hija -una menor-, parece que la Guardia Civil ya le habría informado de su condición de detenido y de los cargos que se le imputan, dando paso así al procedimiento judicial pertinente.

Es por ello que, tras escuchar su testimonio, el juez podría ordenar el traslado del ourensano a la prisión pontevedresa de A Lama, a la espera de que se celebre el juicio.

Mientras tanto, la Guardia Civil mantiene las medidas de protección sobre la víctima, la también ourensana Eva María A.F., de 47 años y residente en el edificio de la calle Castelao en el que se registró el presunto tiroteo machista.

El mismo domicilio en el que con anterioridad -el pasado verano- se había registrado otro presunto episodio de violencia machista protagonizado por el propio José Antonio Prieto Fernández, de ahí que se le impusiera una orden de alejamiento e incomunicación con su expareja. Restricción que habría quebrantado cuando en la mañana del 5 de diciembre se personó en el que fue domicilio conyugal.

Según trascendió entonces, a la espera de los resultados de la investigación y de las pruebas médicas que practicaban a ambos, el presunto autor habría consumido cocaína antes de acceder al piso en el que se encontró con su expareja y donde le habría disparado, alcanzándola en el cuello y el pómulo.

Rozó la carótida

"Recibí un balazo en la cara que entró y salió pero me reventó la mejilla; también me disparó en el cuello y la bala no tocó la carótida ni ningún órgano vital por medio centímetro", relataba la víctima.

Esta mujer, que consiguió escapar por una ventana, fue dada de alta un día después del suceso, mientras que él, inicialmente atrincherado en el propio piso, resultó herido de extrema gravedad tras dispararse en la cabeza.

Por la ventana

Eva María declaraba a FARO una semana después de aquel suceso que su expareja "apareció en la habitación y ya vi inmediatamente a qué venía; empuñó la pistola, me disparó y después parece que intentó suicidarse".

Alega que tras recibir los dos disparos consiguió escapar de la habitación y refugiarse en la cocina, antes de pedir ayuda a gritos por la misma ventana a través de la cual abandonó el piso con ayuda de la Guardia Civil.