La relación de la marca Freixenet con O Salnés y la denominación de origen Rías Baixas está a punto de romperse, después de 24 años de la llegada del gigante catalán del cava a la comarca arousana. A los nuevos dueños de Freixenet no le interesan los vinos tranquilos que la firma estaba elaborando fuera de Cataluña, y entre los que se encuentra el albariño que producía Vionta, en Meaño. De ahí que vayan a vender ésta y otras bodegas a la familia Ferrer, una de las tres ramas familiares que estuvieron al mando de Freixenet hasta el pasado invierno.

Los Ferrer crearán un nuevo grupo empresarial con Vionta y las otras cinco bodegas que se separan de Freixenet (situadas en la Ribera del Duero, La Rioja y Argentina, entre otras ubicaciones), que se llamará Ferrer Miranda. Y aunque está previsto que la comercialización del vino obtenido en estas bodegas la siga haciendo Freixenet, ya que los Ferrer quieren firmar un contrato de servicios con los nuevos dueños del líder mundial del cava, en la práctica Freixenet abandonará su aventura en Rías Baixas.

Freixenet desembarcó en O Salnés y el mundo del vino albariño en 1994, tras el embargo judicial del pazo de Baión a Laureano Oubiña y a su mujer, la ya fallecida Esther Lago. La firma catalana afincada en Sant Sadurní d'Anoia ya era entonces una de las marcas de vinos espumosos más importantes del mundo, y empezó a hacer blancos en Baión.

Cuando, en 2008, el Estado sacó a subasta la bodega de Baión y su finca de 22 hectáreas de terreno, la mayor parte del mismo dedicado a viñedo, Freixenet fue una de las bodegas que se postuló. Pero la oferta económica más elevada la hizo la cooperativa de Cambados Condes de Albarei, y Freixenet tuvo que marcharse de Baión.

Pero a los propietarios de la histórica firma catalana les seguía interesando el albariño y la denominación de origen Rías Baixas, que presume de producir algunos de los mejores blancos del mundo, y sondearon el mercado en busca de alguna bodega buena en venta. La encontraron en Meaño, y se hicieron con la que había sido en un principio Agnus Dei.

Freixenet ha estado produciendo en Agnus Dei desde 2008, pero nunca quiso dar el paso a la elaboración de espumosos, en parte porque consideraban que la uva albariña era más apta para vinos tranquilos que para este tipo de preparaciones especiales, donde el cava reina desde hace décadas.

La llegada de Henkell

Pero esta relación está a punto de quebrarse, al menos de forma nominal. Todo empezó cuando el pasado invierno se concretó el interés de una empresa alemana por Freixenet. Henkell es la principal sociedad germana de espumosos, y forma parte de la multinacional alimentaria Dr. Oetker. Hacía un par de años que quería comprar Freixenet, pero la operación tardó en fraguarse. La firma catalana estaba en los últimos meses en manos de tres ramas de la familia fundadora -los Ferrer, los Bonet y los Hevia-, y aunque la mayoría de integrantes de las dos últimas ramas querían vender, los Ferrer intentaron hasta última hora impedir la operación.

Tanto es así que los Ferrer quisieron comprar la totalidad de las acciones de sus primos, pero no lo lograron al no obtener la financiación suficiente. Los analistas económicos vincularon ese intento frustrado de los Ferrer de mantener el control del Freixenet con la crisis independentista de Cataluña, que hizo que bancos e inversores se lo pensasen dos veces a la hora de prestar una cantidad tan elevada de dinero, ya que el valor total de Freixenet se estimaba en unos 500 millones de euros.

Así las cosas, los Ferrer no pudieron evitar que Henkell comprase algo más de la mitad de las acciones de Freixenet. De modo que hoy la empresa catalana está controlada por otra alemana, y los Ferrer, descendientes de los fundadores, siguen siendo accionistas, pero ahora en minoría. Pero la pérdida del control de la productora de cava no significa que quieran dejar la elaboración de vinos.

Así que ahora que Henkell quiere deshacerse de las bodegas de vinos tranquilos, los Ferrer serán quienes las compren. Formalmente, la operación todavía no está firmada, pero ya se da por hecha.