Freixenet nunca quiso hacer vinos espumosos en O Salnés, a pesar de que sería sin duda una de las marcas de referencia, por su veteranía y saber hacer con el cava. Para los responsables de la firma catalana, la uva albariña no es la mejor para los vinos de burbuja, de ahí que decidiesen mantenerse en la senda que habían iniciado en 1994 con su llegada al pazo embargado al cambadés Laureano Oubiña.

La relación de los espumosos con la denominación de origen Rías Baixas es relativamente reciente. De hecho, el reglamento del Consello Regulador no los contempló hasta una modificación aprobada en 2010.

Y la primera cosecha fue testimonial. Solo un reducido puñado de bodegas se atrevieron a elaborar algunos miles de litros con el método "champenoise", reduciéndose la primera producción a poco más de 19.000 botellas en el conjunto de Rías Baixas.

Pero poco a poco, los espumosos de uva albariña han ido conquistando más paladares y ganando su cuota de mercado, a pesar de un precio relativamente alto (en torno a 15 euros) si se compara con el de su gran competidor doméstico, el cava catalán.

Hace unas semanas, el salón José Peña de Cambados acogió una nueva jornada de promoción de los vinos espumosos, y los datos eran muy distintos a los de aquel lejano 2011. Ahora lo producen 19 bodegas, y elaboran más de 120.000 botellas.