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Los educadores sociales alertan de que "los mayores tienen carencias afectivas enormes"

-Los especialistas demandan actividades más innovadoras y talleres conjuntos con niños -Aida Beloso: "El mensaje que reciben es el de que se han quedado anticuados"

Aida Beloso, ayer en el Club Senior de Ribadumia. // Noé Parga

En unas semanas empezarán los cursos y bailes para las personas mayores, tras el parón estival. Para muchos, éstas son prácticamente sus únicas actividades de relación social con otras personas de su edad. Mucho de este trabajo con la tercera edad recae en los educadores sociales, que avisan de los problemas de soledad y aislamiento que atenaza a este sector de la población. Así, Aida Beloso, responsable del Club Senior de Ribadumia, afirma que "en la tercera edad noto unas carencias emocionales y afectivas enormes".

La psicóloga Ana Vidal, socia de la empresa de atención domiciliaria Achega, con sede en Vilagarcía, plantea a su vez que estas situaciones se producen sobre todo en gente de más de 80 años, viudos o con dificultades para hacer vida independiente. Pero matiza que en muchos casos se trata, "de una soledad autoimpuesta. Son ellos mismos los que no quieren salir".

La encargada del Club Senior de Ribadumia plantea que el colectivo de la tercera edad "sufre unas carencias sociales muy importantes", y que aunque su situación ha mejorado en los últimos años, "todavía quedan muchas puertas por abrir". Para Aida Beloso, "los talleres de memoria y la gimnasia de mantenimiento están bien, porque hay que trabajar el envejecimiento activo y el mantenimiento de sus capacidades físicas y mentales. Pero nos estamos olvidando un poco de la parte emocional y afectiva".

La educadora social añade que "a veces pensamos que nuestros mayores ya no sienten. Y por supuesto que sienten tristeza y que les duele la soledad". En su opinión, sería bueno fomentar su integración social, y propone la receta de los talleres intergeneracionales, que han empezado a celebrarse en O Salnés, pero todavía de manera muy tímida y esporádica. "Deberíamos trabajar conjuntamente con los colectivos de niños y mayores. Hoy en día los niños no valoran a la tercera edad, pero la tercera edad sí valora el afecto infantil".

De ese modo, cree, niños y adolescentes aprenderían a apreciar lo que sus abuelos o vecinos de mayor edad les pueden aportar. "Hoy, el mensaje que los mayores reciben constantemente es de que se han quedado anticuados".

La psicóloga Ana Vidal, por su parte, considera que para integrar a una mayor población es necesario innovar. "Se hacen cursos de elaboración de jabones artesanales, de decoración, de risoterapia... Y por supuesto que están bien, pero lo que yo echo de menos son cursos más especializados, más innovadores, más motivadores, como los de musicoterapia, dibujo y pintura o instrumentos musicales. El problema es que eso conlleva un gasto económico que los concellos pequeños no pueden asumir".

Aida Beloso considera que el trabajo de los educadores sociales con la tercera edad tiene muchas salidas laborales debido al progresivo envejecimiento de la población. Y ello a pesar de que se trata de una labor para la que se está contratando a profesionales con otros perfiles académicos. "En teoría, el profesional más capacitado es el educador social, ya que ha tenido una formación específica en tercera edad. Pero en la práctica se está contratando también a psicólogos, a monitores de tiempo libre o a trabajadores sociales".

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