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Olímpicos en Matemáticas

Gonzalo Rodríguez, Natalia Portela y Ann Ran Cheng, del colegio Filipense, representaron a Galicia en la Olimpiada nacional

Ann Ran Cheng fue una de los tres participantes destacados en una prueba individual. // FDV

Haciendo del lema de Pierre de Coubertin "Lo importante es participar" toda una actitud, tres alumnos del colegio Sagrada Familia-Filipense han podido disfrutar de la maravillosa experiencia de representar a los estudiantes gallegos de sexto de Primaria en la Olimpiada Matemática Nacional Alevín. Hasta Melilla se fueron Gonzalo Rodríguez, Natalia Portela y Ann Ran Cheng, acompañados de la profesora Anabel Buceta, para disfrutar del premio obtenido tras mostrarse como el mejor equipo autonómico en la fase disputada en A Coruña hace apenas un mes.

Los tres vilagarcianos fueron parte de los 27 alumnos de toda España que acudieron a la fase final disputada en Melilla. Allí también hubo representación de Cataluña, La Rioja, Andalucía, Valencia, Castilla-La Mancha y la ciudad anfitriona. "El espíritu de las jornadas era totalmente integrador y nada competitivo. Se trataba de dar valor a la experiencia de compartir y conocer a gente de otros sitios", relata su profesora.

La estimulación de la mente a partir de acertijos y enigmas matemáticos venía aderezada también por la localización. Cuenta Anabel Buceta que "se hicieron juegos en las calles y en las playas. Fueron tres días en los que hubo tiempo para pasárselo muy bien. Conocimos Melilla La Vieja a la vez que los niños iban solucionando los acertijos. Fue todo muy divertido y a la vez muy enriquecedor. Se formaron equipos y todos los participantes se relacionaron y compartieron muchos momentos divertidos".

Incluso hubo tiempo para una competición de carácter individual en la que una de las tres participantes que destacó por encima del resto fue precisamente Ann Ran Cheng, en lo que fue una muestra más del excelente nivel matemático de la expedición arousana.

Pero mucho más allá de cualquier demostración de habilidades numéricas, para siempre quedarán gestos como el de la mañana de ayer. "Salíamos muy temprano y desayunamos en el hotel a las siete de la mañana, pues los compañeros de Melilla se levantaron para desayunar con nosotros y despedirse después de tres días que difícilmente se le olvidarán a los niños".

Toda una demostración de que con los números también se abren puertas, sobre todo las de la felicidad y la plena satisfacción.

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