Tras solventar las exigencias que le impuso la Dirección Xeral de Patrimonio, el Concello de A Illa volvió a sacar ayer a licitación las obras de reforma y rehabilitación de las tres viviendas modernistas de la calle marqués de Bradomín. El coste de la actuación, con respecto al primer proyecto que se elaboró, no se ha modificado en absoluto, manteniéndose la cifra de 2,6 millones de euros, a la que se hará frente en varias anualidades. El plazo que tendrá la empresa adjudicataria de las tareas de rehabilitación será de 14 meses tras la firma del convenio, lo que permitirá a A Illa disponer de las tres viviendas y de todo el entorno a partir del año 2019.
La licitación del proyecto se encontraba muy cerca de resolverse el pasado mes de marzo, cuando la Dirección Xeral de Patrimonio decidió alertar al Concello de A Illa de que debían acometerse una serie de modificaciones en el proyecto diseñado por el arquitecto Manuel Gallego Jorreto. Esas modificaciones afectaban a los materiales empleados en la rehabilitación, ordenando el empleo de hierro en lugar de hormigón así como otros acabados en madera. Esa providencia de Patrimonio obligó a suspender el concurso a tan solo unos días de resolverse y volver a iniciarlo de nuevo.
La rehabilitación de las casas modernistas es el proyecto más ambicioso que se ha marcado el Concello de A Illa para este mandato, con el fin de convertirlas en tres centros socioculturales y acabar con el estado de abandono en el que se encuentran.
La mayor parte del coste de las obras se financiará a través del Plan de Reequilibrio Territorial de la Diputación de Pontevedra. Las tres casas modernistas son conocidas como las de O Campaneiro, Dona Tomasa y Goday. La última de ellas fue adquirida por el Concello en 2001, tras suscribir un convenio urbanístico con la familia propietaria. Esta vivienda incluye también los jardines adyacentes y los pozos de salazón, que serán restaurados con este proyecto.
Adquirir las casas de Dona Tomasa y O Campaneiro resultó mucho más complicado. Pese a ello, el Concello las acababa adquiriendo en 2010 por un montante económico de 400.000 euros, adelantados por la Caixa de Anticipos de la Diputación de Pontevedra. Las tres viviendas se encuentran abandonadas desde hace años y amenazan ruina, por lo que es necesaria una urgente actuación.
