Esta mañana empiezan en los colegios de Primaria las evaluaciones de la "reválida" para los alumnos del tercer curso. Una prueba que continuará mañana, y que la próxima semana (los días 29 y 30) será para los de sexto de Primaria y cuarto de Educación Secundaria Obligatoria. Las "reválidas" siguen siendo hoy una de las partes más controvertidas de la ley educativa en vigor, la LOMCE, y de hecho ayer la cuestionaron varios profesionales de la educación, la pedagogía y la psicología consultados por FARO, al considerarlas inútiles y afirmar que incluso están detrás de ataques de ansiedad sufridos por niños de ocho años.

El lunes, el concejal de Educación de Cambados, y profesor él mismo de Secundaria, Víctor Caamaño, las tildó de "aberración". Una opinión que ayer compartieron varios profesionales más. Este periódico intentó ayer sin éxito conocer la opinión de los técnicos de la Consellería de Educación.

Las evaluaciones conocidas como "reválida" en Primaria no impiden el paso al siguiente ciclo educativo, con independencia del resultado que obtenga el alumno, y en ellas los niños han de demostrar sus destrezas en varios ámbitos, como el lingüístico o el matemático. No es obligatorio hacerlas, y de hecho en muchos colegios no acuden a los exámenes ni la mitad de los alumnos convocados.

Algunos centros, como el de San Tomé, en Cambados, han organizado charlas con los padres para explicarles el proceso de forma aséptica y sin entrar en valoraciones subjetivas. Eso sí, algo que han intentado en este colegio es desdramatizar la evaluación. El director del centro Manuel Felpeto, señala al respecto que "a los padres ya les pedimos que le quitasen hierro al asunto".

Pero a preguntas de FARO, este profesor afirma que en el caso de la reválida de tercero de Primaria, "está pensada para detectar dificultades en el proceso de aprendizaje de los niños, pero entendemos que después de seis años de escolarización, esas dificultades ya están más que detectadas". Tanto es así que "los resultados que obtuvimos en años anteriores no difieren mucho de lo que ya habían visto con anterioridad los profesores".

Además, sostiene que el hecho de que la evaluación dure dos días propicia que "algunos niños las acaben viendo con cierta tensión". En cuanto a los exámenes en sí, desde el punto de vista técnico, Manuel Felpeto arguye que "no nos disgustan, están bien elaborados", aunque cree que los textos de la evaluación de competencia lingüística "son un poco largos".

En cuanto a la reválida de sexto de Primaria, el director del colegio de San Tomé plantea que "siempre nos queda la duda de cuál es su finalidad, porque a los colegios no nos aporta nada, ya que se trata de alumnos que ya se van. No sabemos si en los institutos utilizarán de algún modo estos datos".

Lo que ve mal Felpeto de las pruebas de sexto es que "están muy concentradas", ya que se hacen ocho evaluaciones en dos días. "Eso sí genera bastante estrés en el alumnado. Además, en las últimas pruebas los niveles de atención ya decaen bastante".

Viñagrande

Javier García, que es el director del colegio Viñagrande, de San Miguel de Deiro (Vilanova), manifiesta desde el principio que "hay una obsesión tremenda por medir conocimientos, pero la parte cualitativa de la educación es más importante que la cuantitativa". "No estoy a favor de ninguna prueba estandarizada, y menos cuando los objetivos no están claros".

García se pregunta por qué se evalúan las competencias lingüísticas y matemáticas de los niños, y no se valoran aspectos como la empatía, el trabajo en equipo, la resistencia a la frustración o la capacidad de argumentar una opinión en un debate. "¿Cómo cuantificar la habilidad de un niño para ayudar a otro, o la capacidad de otro niño para resolver un conflicto? ¿Son esas habilidades necesarias para la vida? Sí. ¿Tenemos que cuantificarlas? No".

El director del colegio vilanovés es contundente al afirmar que "las reválidas hacen más daño que beneficio. Para clasificar sí que están muy bien".

García se refiere así a uno de los grandes temores de los profesores y profesionales de la educación de que en un futuro la administración utilice los datos para crear grupos diferenciados de alumnos según su nivel de conocimientos. Un aspecto que también asusta mucho a Arancha Madrazo, una experta en neuropsicología y educación que tiene en O Grove el gabinete Aris.

"Si separas a los niños por conocimientos, y a los de uno de los grupos les transmites que la expectativa que tienes de ellos es que saquen un 6, nunca en la vida van a pasar de ese 6", afirma Madrazo.

Esta psicóloga también está en contra de la "reválida". "No lo veo ningún aspecto positivo, y menos en Primaria". "A un niño de esas edades no se les pueden pedir las mismas pautas ni la tolerancia al estrés que puede tener un chico de 18 años que se enfrenta a las PAU (la antigua Selectividad). Los resultados de esas pruebas van a ser inferiores a los que se obtendrían cualquier otro día".

Arancha Madrazo prosigue afirmando que conoce al menos tres casos de niños en O Grove que han sufrido ataques de ansiedad por hacer estas pruebas y que se trata de escolares que "van bien a nivel educativo". "Si a un adulto la ansiedad ya le puede conducir a una situación de bloqueo, imagínense a un niño".

A partir de hoy se sabrá qué nivel de respuesta tienen estas evaluaciones en la comarca de O Salnés. Pero las previsiones apuntan a que no será muy elevada, como ya no lo fue en 2017.